Argentina, hoy tiene deuda pública y privada extremadamente bajas. Solo el sector privado de Perú debe 30% del PBI y en Chile 36% del PBI. Esta latente la posibilidad de convertir a la Argentina en uno de los países más atractivos de esta coyuntura financiera mundial, tras la consagración del ingeniero Macri. La razón es que, casi todo el mundo esta al revés de la Argentina, cuando las tasas de interés están por comenzar el alza. Paradójicamente fue el populismo que desarrollo en este tiempo una estrategia de desendeudamiento, que lejos de ser un escollo, impidió que hoy la Argentina, tanto a nivel Estado, como en el sector privado, tuviera un súper endeudamiento, como se ve en muchos países del mundo. Durante la última década hubo una fiesta, donde se ofrecían altas facilidades para obtener dólares en los mercados financieros. Ahora si, nos toca a nosotros recibirlos con un presidente amigable, vamos a conseguir atraer inversores rezagados, pero también podríamos endeudarnos excesivamente, corriendo el riesgo que los capitales golondrinas hagan aquí, los negocios menos convenientes para el país, lo mismo que han hecho en Brasil. Hoy Brasil padece su ingenuo comportamiento, cuando el pago de intereses ya supera 8.5% del PBI. Recuerde que todas las jubilaciones “regaladas” (según el nuevo presidente del BNA), representan 5% del PBI. El poder de compra en dólares de los brasileros ya cayo 28% en lo que va de 2015, mientras se sigue corrigiendo a la baja la tasa de crecimiento (en realidad, fuerte caída del PBI), y la recesión es fenomenal.

Pero para evitar la tentación de endeudarse en esta oportunidad, se requiere memoria, y  una importante rectificación de la visión económica de un gabinete que lejos de proyectar ese perfil, repite caras y conceptos, además de oportunidades (país generoso).

Parte del cambio ya esta anunciado, se han hecho varios menciones en ese sentido, como la eliminación de ROE (Registro de Operaciones de Exportación), de las (DJAI) Declaración Jurada Anticipada de Importación , la baja de retenciones, y la aplicación de una fuerte orientación Pro-mercado, junto a una mayor integración a los Estados Unidos, Inglaterra y la Eurozona.

Pero para ser justo,  la Argentina requiere ciertas correcciones macroeconómicas. En ese sentido, Macri esta recibiendo animosas presiones, el consejo “de los que saben” es que aproveche la luna de  miel,  tras  el  triunfo  electoral,  para  poner  en  marcha  el plan.

El equilibrio macroeconómico es una condición no negociable para devolver la “credibilidad”, pero más que nada, para resucitar dogmáticas experiencias y retornar efectivas cortesías recibidas. “La revolución de la alegría”, es un eufemismo, no aprovecha para entender la forma en que se lograra el cambio de expectativas y la reconstrucción de la confianza reclamada por los mercados. Por el contrario, “el círculo rojo” (denominado así por Macri) necesita un plan económico integral y consistente, mientras pueda ser viable política y socialmente. En términos futboleros, una patada canallesca a los dos minutos de juego, tiene mas probabilidades de resistir una expulsión, que transcurrido el primer tiempo. Si en cambio, un aparentemente dubitativo Macri, arriesgara por la moderación, y no realizara ya mismo la liberación del dólar, la baja de impuestos y retenciones, eliminación  de regulaciones y controles y, fuertes correcciones macroeconómicas, priorizando sus comprensibles temores, podrían redoblarse las intimidaciones, que ya expreso la SRA. Actualmente todos los economistas corporativos insinúan que se corre el riesgo de desperdiciar la luna de miel para tomar algunas medidas fuertemente impopulares. Un plan político y socialmente atractivo, inconsistente con la ortodoxia, corre el riesgo de consumir el apoyo del círculo rojo. En definitiva, la teoría es que cuánto más fulminante sea la aplicación del plan económico y cuánto más aceleradamente se encaren y pasen los disgustos que va a provocar, mayor será la probabilidad de seguir gobernando, y  gozando del imprescindible apoyo corporativo y galvanización mediática.

No hay dudas que el próximo gobierno recibe la herencia más desahogada en términos de endeudamiento, en democracia. Cristina Fernández llega al final del mandato con ciertos desequilibrios macroeconómicos de viable resolución, que habría que corregir, aunque a mi gusto, de otra forma que la descripta. Sin embargo, la premura de los mentores de Macri es arrolladora. Parecería que el ingeniero no podrá dilatar las decisiones. Ni su escaso caudal propio (24%), ni el 27% “anti K”, ni los actores locales mencionados, ni los actores externos conocidos, parecen querer renunciar a la imposición de este trago amargo, en forma inmediata.