Quienes durante años instalaron que La Cámpora adoctrinaba chicos en los jardines de infantes y tenía armas, que el gobierno te iba a secuestrar el pasaporte, que detrás de la SUBE estaba la SIDE espiándote, que se iban a cerrar canales de televisión opositores, que el plan económico siempre está a punto de explotar y que los BODEN se iban a pesificar porque no iba a haber más reservas en el BCRA, etc., denuncian una campaña de instalación del miedo de parte del oficialismo en contra del candidato opositor Mauricio Macri. Es curioso pero una denuncia tan subjetiva aparece como la noticia principal de los dos principales diarios el lunes 2 de noviembre y ya venía apareciendo en editorialistas menores durante los últimos días como así también en las redes sociales.

La prueba de la supuesta campaña oficialista sería un informe del programa de TV, 678, en el que se compara el discurso donde Martínez de Hoz, en 1980, expresa el plan económico que llevó adelante la dictadura, con pasajes de intervenciones públicas de los máximos referentes del macrismo.

En tal informe, entonces, se pueden visualizar 6 pilares del modelo neoliberal aplicados durante la dictadura. En primer lugar, la libertad de las transacciones cambiarias con eliminación de los controles del cambio. En buen criollo, se trata de dejar el precio del dólar a merced de la lógica del mercado, algo que los economistas macristas y el propio Macri vienen defendido tenazmente; en segundo lugar, el ministro de la dictadura menciona la decisión de quitar todo límite a las exportaciones, esto es, quitar todo tipo de impuestos o cuotas, algo que está en la agenda del macrismo desde el conflicto del gobierno nacional con las patronales del campo en 2008.

En tercer lugar aparece la eliminación de cuotas, prohibiciones y licencias para las importaciones, medida que adoptaría el macrismo en caso de llegar al poder tal como reconoce el recientemente electo Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta. En cuarto lugar aparece la completa libertad para las inversiones extranjeras, eufemismo por el cual se quiere afirmar que toda empresa que decida invertir dólares tendrá el beneficio de, como mínimo, girar todas sus ganancias a su casa matriz sin ningún tipo de obligación de reinvertir en el país. Tal medida es casi un “clásico” de los discursos macristas que hablan de generar “confianza” y “buen clima de negocios”.

En quinto lugar, Martínez de Hoz realiza casi un fallido cuando habla de la “eliminación de las tarifas políticas de los servicios públicos”. Sí, leyó bien, habla de “tarifas políticas” y por “políticas”, aparentemente entiende “tarifas subsidiadas” mostrando el modo en que el paradigma neoliberal vincula “Estado” y “política” con “subsidios”, entendiendo por éstos un “gasto superfluo”. Aquí el informe muestra a la candidata a Vicepresidente, Gabriela Michetti, afirmando que es imposible seguir pagando los “precios irrisorios” de las tarifas de luz, gas y transporte. Por último, el mayor eufemismo, aquel que habla de la “libertad de contratación de los salarios sobre la base de los salarios establecidos como mínimos por el gobierno”. Para quien no lo entienda, se trata de bajar los salarios, es decir, que el trabajador gane menos. En esta línea se encuentra la afirmación de Macri en una entrevista televisiva cuando indicó que “lo que tenemos que hacer es bajar los costos y los salarios son un costo más”.

Más allá de que todo informe televisivo tiene una edición, nadie del macrismo ha salido a desmentir ni ha denunciado una tergiversación de cada una de las intervenciones que allí se muestran. Simplemente, en tándem con medios opositores, advierten una campaña de instalación de miedo lo cual, paradójicamente, es una demostración del triunfo cultural de ciertos pilares del kirchnerismo (más allá de que, claro está, el triunfo de esos pilares no garantice un triunfo en las urnas). Con esto me refiero a que denunciando una campaña de instalación del miedo, los denunciantes acaban admitiendo, sin reconocerlo, claro, que las recetas neoliberales son de temer, es decir, admiten involuntariamente que las propuestas que ellos defienden meten miedo en la población porque la ciudadanía las ha padecido en los años de dictadura y en la década del 90. Esto no es casual porque este es de los pocos países en los que la derecha no admite ser derecha, esto es, asume una culpa por ser lo que es, a diferencia de lo que sucede, por ejemplo, en España. Pero en Argentina, ser de derecha genera culpa y ser neoliberal también genera culpa a punto tal que, salvo alguna radicalizada excepción, ningún neoliberal admite serlo. Quizás, entonces, más que instalación del miedo, lo que haya sea simplemente la instalación de un espejo enfrente de aquellos que no toleran ni pueden admitir públicamente lo que son si es que pretenden llegar a gobernar, a través de los votos, la Argentina.