Revistas, libros clásicos, manuales, enciclopedias e incluso biblias caen en el "efecto cristalizador" de Arnold para desplegar una belleza que parece de ciencia ficción.

El proceso permite que los libros adquieran formas nuevas que van en contra de su física habitual.

En esta serie la artista busca enfrentar la materialidad de los libros ante su contenido marcando "la vulnerabilidad del libro impreso". "Los cristales remueven el texto y transforman el libro en objetos estéticos y no funcionales", señala la artista en su web.  Se vuelven fósiles arqueológicos con colores y formas que atrapan.