Ruth Álvarez tiene 51 años vive en Villa Madero, en el abandonado municipio de La Matanza, y prácticamente crió sola a sus tres hijas. Está desesperada. Llegó a la redacción con un visible cansancio y agotamiento. Rápidamente desplegó varias carpetas con folios porque esta historia que la marcó a fuego, a ella, y a su hija, no es de ahora sino que comenzó unos meses antes de estar embarazada.

La víctima tiene ahora 10 años y nació el 9 de enero de 2009. Por ese entonces Ruth mantenía un vínculo inestable con el papá de la nena, Claudio Fabián Delgado, taxista de la Ciudad de Buenos Aires que ahora tiene 54 años. “En diciembre, un mes antes de que naciera, me escribió para verme. Nunca me ayudó durante el embarazo” aseguró Ruth.

Tras varias idas y vueltas finalmente Claudio se mudó con Ruth, las hijas de ella y la de ambos. La relación no mejoró. El hombre ya había tenido actitudes violentas. Ruth al menos recuerda dos de ellas: “Un día vino mal de la calle, yo tenía el cuello duro, me tiró con una televisión. Otro día, antes de irse me pegó en la costilla y me dijo: ‘Al menos dejá enfriar la cama’”.

Finalmente Ruth echó de su casa a Claudio. “Sólo me daba para la leche Sancor y para pañales” dijo la mamá de la niña que hasta ese momento no recibía la cuota de alimentos. “Empezó a venir a visitarla a cualquier horario. Diez, once de la noche. Le decía que no, que en ese horario no podía venir, que esto era una casa decente, pero no le importaba” relató la mujer quién además explicó que cuando venía “lo hacía de mala manera, de forma agresiva”.

Ruth en ese momento conoce una abogada que la ayuda a armar un régimen de visitas. El 15 de febrero del 2012 se firmó el acuerdo. La pequeña comienza a visitar a su padre. “Lloraba mucho y no sabíamos por qué” relató. Los recuerdos le afloraron: “Cuando la nena tenía dos años vi cuando en el ascensor le pegó dos patadas en la cola porque no quería estar con él y antes me la había traído con la pierna mordida”. “Me negué a que él se la llevara a pernoctar” aseguró la mujer. Pidió un régimen de visitas con supervisión pero se lo negaron.

En una de las tantas veces que el padre se la llevó, Ruth notó algo fuera de lo común. “En julio de 2012 la llevo a la Clínica La Esperanza de Flores. Tenía la cola lastimada, cuando le bajan la ropita miran lo que le pasó, les hice sentir el olor a semen en la bombacha”. “No hicieron nada, sólo me hicieron firmar un acta” dijo la madre. No se realizó el hisopado ni una revisación médica para ver si tenía himen.

“Cada vez que se llevaba a la nena le pasaba algo. La médica me decía que tenía vulvovaginitis, que no me preocupara, que era por no lavarse bien” contó Ruth sobre cómo los médicos no prestaban atención a las señales de abuso físico que la menor presentaba. “Ella iba tres veces por semana a la casa del padre, ¿no es mucha casualidad que siempre le pasaba eso cuando iba a su casa?” contó.

Hubo un día que fue clave para la familia de Ruth. “Ella me pidió un beso y me metió la lengua en la boca. Se fue al baño y se pone a llorar. Tenía marcas de manos en la cola” relató la madre. Según su testimonio la nena le dijo “mi papá me cagó a palos”. “Ella no me podía contar otras cosas pero eso que entendía me lo pudo decir”. “Ahí fui a la Comisaría 1ra de Villa Madero e hice la denuncia” aseguró.

El 5 de octubre del 2012 en San Justo Ruth realizó una denuncia penal contra Claudio Delgado, el padre de su hija. En el texto queda establecido el carácter violento del hombre, de la irritación en el ano que presentó en una ocasión la menor, de las mordeduras en las piernas, de los golpes que recibía de parte de Claudio y también del abuelo. “Una vez mi hija se paró en la silla y preguntó: “¿Está bien que un papá me pase la lengua por la cola?”. El relato es escalofriante. La última vez que la nena estuvo con el padre fue el 4 de octubre de ese año.

La entonces abogada de Ruth consiguió una medida perimetral (que fue violada varias veces) en octubre de 2013. Es en este punto de la historia que comienza un periplo judicial que se extiende hasta el día de hoy. En la causa interviene el Juzgado 3 de Garantía de San Justo y se encuentra en la UFI N° 2. Hubo tres fiscales que intercedieron. Las primeras dos fueron Analía Córdoba, y luego María Cecilia Revello (ambas fueron recusadas). Ninguna de las dos pidió la cámara Gesell. La primera de ellas, según relata la madre, paralizó la causa cinco años. El médico legista tardó tres años y medio en presentar la pericia. Para casos como este esos los tiempos son dramáticos.

El perito psicólogo sostuvo que la menor “presenta indicadores de abuso infantil” pero no ordena prestar declaración testimonial de la víctima. El texto que presenta la psicóloga Ingrid Mosca a la Fiscalía General dice que atendió a la menor y que “se pueden evidenciar factores traumáticos que podrían ser consecuencia del supuesto abuso por parte del padre” y que además “tiene manifestaciones sintomáticas de víctimas de abuso”. Este análisis corresponde a entrevistas que se realizaron a la niña entre enero y mayo del 2013.

Contra viento y marea, Ruth hace lo imposible para que su hija reciba la atención necesaria, pero la situación económica no es buena ya que hace un tiempo que está sin un trabajo estable. Si bien durante los primeros tiempos recibió asistencia psicológica y psiquiátrica hace mucho que debió interrumpirlo.

“La nena necesita un tratamiento continuo, está muy angustiada, llora todo el tiempo, necesita de mi atención constante. La obra social me cubrió las primeras sesiones, pero ahora me tengo que hacer cargo de los copagos y no tengo cómo”, contó Ruth.

“El primer día que ella me entrevista (Cecilia Revello) pido la excusación porque me preguntó: 'Señora, ¿qué hizo una menor de tres años y medio para que este abusador haya hecho esto?' Me saqué y le dije cómo me va a hacer semejante pregunta. Entonces si yo hubiera llevado a una nena con 16 años, qué me hubiese dicho, ¡que la menor violó al padre!", sostuvo Ruth.

Posteriormente intervino la fiscal María Catalina Baños. Después de la presencia de la madre de la menor en distintos programas de televisión la fiscal general Patricia Ochoa le promete un botón antipánico, posteriormente la fiscal María Catalina Baños de la UFI3 se lo niega. Ruth pidió entonces el traslado de la causa a Morón. “La causa estuvo en el juzgado N°5 de Morón y después de muchos tiempo me dijeron que no corresponde porque yo vivo en La Matanza”. Específicamente un año después. La causa vuelve a San Justo y ahora está en riesgo de ser archivada.