A finales de 1990, el gobierno de Carlos Menem dispuso una fuerte reducción de la administración pública, reduciendo drásticamente las dotaciones de personal de todos los organismos públicos nacionales y provinciales.

La llamada Primera Reforma del Estado buscaba –según el gobierno menemista– transformar los recursos humanos de la administración pública, profesionalizarlos, cubrir vacantes por concurso, jerarquizar las funciones, promover mecanismos de permanencia y ascensos por mérito y capacitación permanente…

El secretario de Empleo Público del Ministerio de Modernización, Pablo Legorburu, parece haber calcado aquellas premisas menemistas al promover un "cambio cultural" dentro del Estado, abandonando el “estilo burocrático” y resaltando la valorización del "mérito", la “efectividad” en el funcionamiento y el “profesionalismo”.

Las palabras del funcionario podrían ser inocuas si aquella Reforma del Estado (a la que siguió una Segunda) no hubiera significado decenas de miles de despidos en el Estado y, por tanto, decenas de miles de nuevos desocupados que podían reinsertarse en una actividad económica privada en retroceso. Como ahora…

En el marco de la jornada denominada "El estado del Estado en la Argentina" que tiene lugar en la sede de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Legorburu pidió "un cambio cultural que transforme la manera de actuar de las personas, abandonando el estilo burocrático".

Para el funcionario se trata de buscar “la efectividad del funcionamiento, la calidad del servicio, el profesionalismo y la transformación ética, que incluya la rendición de cuentas, el mérito, la idoneidad y la vocación por el servicio público. Los ingresos se producen en forma discrecional y la permanencia no está ligada al desempeño", agregó.

Se trata de una “práctica cultural” actual que hay que “desarmar”, anunció el secretario. Es decir, planteó una Tercera Reforma del Estado que el macrismo prepara y que, como las dos primeras, significarán desocupación y hambre para miles o tal vez millones de argentinos.