Desde que asumiera como presidente, Mauricio Macri lleva adelante una tarea a veces lenta y a veces acelerada, pero en cualquier caso sistemática: el ajuste en el Estado, con el despidos de centenares y miles de trabajadores de distintos organismo público.

Se trata, como argumentan los funcionarios e ideólogos macristas, de cierta rémora kirchnerista: empleados dejados en sus lugares de trabajo por los sucesivos gobierno de Néstor y Cristina que ahora entorpecen las tareas de gobierno.

Según instala Infobae, los funcionarios del macrismo se quejan de "las trabas permanentes de los empleados que dejó el kirchnerismo" y de que "están entrando otra vez militantes de La Cámpora de la mano de segundas líneas que quedaron en distintas áreas" estatales.

Se pretende hacer creer desde distintos medios afines, que Macri y su gobierno son inocentes del descalabro económico y que toda culpa recae, aún en el presente (como en el caso del dólar), sobre Cristina y el kircherismo...

Pero mientras se planea continuar con el ajuste en el Estado (para el que observadores imparciales prevén una agudización después de octubre), el macrismo avanza en recolonizar en su totalidad al Estado con CEOs. Recuérdese que ya se habla del presidente de la Sociedad Rural como ministro de Agricultura.

Pero, además, funcionarios ya adelantaron a Infobae que se contratará personal jerárquico para gerencias en la administración pública, con salarios de 120.000 a 150.000 pesos.

Así baja el macrismo el gasto público: despidiendo masivamente empleados de bajos salarios y contratando nuevos con altísimos sueldos, todos ellos provenientes de la actividad privada y lucrativa, a la que Macri es tan afín…