Tres estudiantes estadounidense compraron un sillón viejo por solo 55 dólares, y una vez adquirido y trasladado al departamento que comparten, encontraron adentro del mismo, 40 mil dólares.

A pesar de la alegría y la emoción por hallar esa importante suma de dinero, los afortunados estudiantes tomaron conciencia y decidieron devolver la plata a la dueña original del mueble.

"Sacamos un sobre tras otro", dijo Cally Guasti, trabajadora social de Family of Woodstock, quien comparte un departamento con dos amigos en New Paltz, 121 kilómetros al norte de Nueva York, y agregó: "No podía cerrar la boca de mi asombro, era una cantidad enorme de dinero".

Guasti contó a The Associated Press que ella y sus amigos habían comprado el sofá y una silla en 55 dólares en una tienda del Ejército de Salvación.

Poco tiempo después de contar con el nuevo mueble, notaron que los brazos del sofá tenían unos bultos raros, hasta que uno de ellos abrió un cierre que tenía el sillón y encontró un sobre que tenía cuatro mil dólares en billetes envueltos en plástico de burbujas. Abrieron el otro brazo y comenzar a sacar el tesoro escondido, que sumaba 40.800 dólares.

"Lo pusimos todo en una cama y comenzamos a contar", dijo Guasti y agregó: "Empezaron los gritos, y por la mañana los vecinos nos dijeron que pensaban que habíamos ganado la lotería".

Más tarde Guasti encontró un comprobante de depósito con el nombre de una mujer. La llamaron a la mañana siguiente, y según contaron, la anciana confirmó que tenía ese dinero en el sillón, y lo reclamó, ya que lo necesitaba.

Guasti reconoció que los tres habían considerado la opción de quedarse con el dinero, pero decidieron que no debían hacerlo, mientras que la anciana lloró de la alegría cuando lo recibió de regreso.

"Al final, no era nuestro dinero", dijo Guasti y añadió: "Creo que si alguno de nosotros lo hubiera gastado se habría sentido muy mal".

La mujer les contó a los jóvenes que su marido enfermo había guardado fajos de dinero en el sofá durante años, hasta su muerte. La anciana almacenó esos ahorros durante 30 años, pero tras una operaron de la espalda, los médicos recomendaron a la familia reemplazaran al viejo sofá para acelerar su curación, y así fue como el mueble fue a parar al Ejército de Salvación.