El presidente francés, Emmanuel Macron- recientemente criticado por sus gastos superfluos en maquillaje- busca afianzar su imagen a través de un reforma laboral cuyos primeros resultados tardarán en ser tangibles “entre 18 y 24 meses”.

El primer ministro francés, Edouard Philippe, y la titular de Trabajo, Muriel Pénicaud, dieron a conocer los cinco decretos que está previsto que se adopten por el Consejo de Ministros el próximo 20 de septiembre para su aplicación inmediata que deberán a su vez ser validados por el Parlamento.

“Es una reforma de transformación profunda y, como me he comprometido, tiene que ser ambiciosa y eficaz para seguir haciendo bajar el paro masivo y no tener que volver a abordar este tema durante el quinquenio”, explicó Macron en una entrevista con el semanario Le Point.

Para Macron, el problema es que el sistema actual “protege muy bien” a los que tienen “un contrato estable, pero al precio de la exclusión completa de los demás, los más jóvenes, los menos cualificados”.

Dicha reforma- que para muchos no es más que un eufemismo de flexibilización- apunta a que Francia deje de ser  “la única gran economía de la Unión Europea que no ha vencido el paro masivo desde hace tres décadas”. 

Para el presidente francés, “la norma que consistía en trabajar toda la vida en el mismo sector o incluso en la misma empresa está caduca” y eso implica “una economía mucho más plástica, más móvil” en donde por ejemplo, las pymes (de menos de 50 empleados) negocien por su cuenta acuerdos con representantes de trabajadores. 

”Creo que los asalariados y sus representantes son los que están en mejor situación para negociar la organización del tiempo de trabajo, las remuneraciones y las condiciones de trabajo”, reflexionó Macron.  

Además defendió la fijación de una tabla de indemnizaciones por despido improcedente al que tendrán que ajustarse los dictámenes de Magistratura de Trabajo por considerar “absurdo e injusto” que actualmente no hay cifras preestablecidas.