Pese a que según Rajoy “lo peor ya pasó”, la noticia una vez más en España tiene que ver con el aumento del desempleo, principalmente en los jóvenes, que trepa al 26 por ciento, sumado al creciente éxodo de residentes extranjeros y propios españoles que dejan su país para buscar suerte en otro lado, tal y como sucedió en Argentina en el 2001. Aún con estos datos sobre la mesa, el presidente sigue con su plan de ajuste, que hoy ya es una moda en Europa.

Formar parte, y sostener, el poderoso Euro que, recordemos, es más fuerte que el dólar, implica para sus miembros cumplir con una serie de requisitos económicos, ya sean más ricos, pobres, grandes o chicos. Primero, los Estados sólo pueden contar con un déficit público no mayor al 3 por ciento del PBI, y la deuda no puede superar el 60 por ciento del producto bruto anual. Esto, en economías débiles y ante la crisis financiera global que comenzó en 2008 y aún no termina por superarse, conlleva a que ante algún incumplimiento Merkel y los principales funcionarios de la UE en Bruselas presionen a los gobiernos para que recorten el gasto público y, claro, los primeros afectados son los trabajadores, jubilados y quienes reciben ayuda social.

Irlanda y Portugal, países muy golpeados por la crisis, cuentan con economías sin la estructura suficiente para soportar las demandas del Euro. En Grecia sucedió algo similar, sumado al hecho no menor que el gobierno conservador de Kostas Karamanlis desde el 2004 ocultó los números rojos de su economía frente a las autoridades de la UE hasta la llegada del socialista Papandreu que, al hacerse cargo del poder, se encontró la sorpresa: su país estaba al borde de la quiebra. Italia, otro gran damnificado por estas políticas, tuvo la inoportuna suerte de tener como Primer Ministro a Silvio Berlusconi, conocido por sus escándalos sexuales, corrupción, empresas monopólicas y, sobre todo, ineptitud a la hora de hacerle frente a la crisis, y aún hoy luego de varios cambios de gobiernos, los números rojos abundan.

Sin embargo, el ejemplo que mejor representa las políticas de recortes y austeridad es España, donde siguieron al pie de la letra las recetas de la mandamás Ángela Merkel. Tiempo atrás, la recordada conferencia de prensa que dio Zapatero con un representante del FMI un año antes de adelantar las elecciones, dio el indicio de que se acercaba una tormenta. Acaso ¿Qué hacía un socialista pidiéndole ayuda al organismo de préstamos más asociado con lo peor del capitalismo financiero liberal? No parecía tener mucha explicación, pero sí, lo cierto es que la economía colapsó ante tanta presión, la burbuja inmobiliaria estalló y el presidente cedió.

Tiempo después, ya con Rajoy en el mando, se echó mano en poco tiempo a las políticas que los socialistas no se animaban a llevar a cabo del todo: un plan de ajuste histórico que terminó con el Estado de bienestar y los logros obtenidos en los últimos años. Como consecuencia aumentaron los índices de desocupación, bajó la inversión y el gasto en salud y educación pública, recorte de la ayuda social, congelamiento de salarios y otros tijeretazos que hundieron a España en una crisis aún hoy difícil de superar.


El Euro, un proyecto esperanzador 15 años atrás, hoy es un infierno para muchos países que no pudieron soportar la fuerte estructura que implica formar parte de él, y el objetivo de competir con el dólar se ha cumplido porque logró ser más poderoso, pero a costa de pérdidas, desempleo, ajustes y deudas enormes. A estos países Paul Krugman llama “austeríacos”, los que aún hoy, y tras ver las economías derrumbadas y gente en la calle, apuestan por los recortes y la austeridad, y creen que los déficits presupuestarios y no el masivo desempleo son la verdadera urgencia, y que la reducción de este déficit resolverá los problemas surgidos por los excesos en el sector privado. Ellos buscan el déficit antes que el empleo, aumentar las tasas de interés y bajar la inflación. Pagar con dinero del Estado los errores cometidos, es la solución para estos conservadores, que incluso se extendieron a países que no forman parte del Euro, como Gran Bretaña, que por propia voluntad, el gobierno de David Cameron ha ajustado el gasto con la creencia que daría confianza a los inversores, pero no fue lo que sucedió, y hoy está pagando las consecuencias de esas medidas.

Hoy, a más de dos años de la llegada del Partido Popular al poder, las protestas en las calles de España continuaron desde el surgimiento del movimiento el 15-M pero han perdido fuerza, y cuando ya muchos parecen haberse dados por vencidos, Rajoy continúa llevando a su país hacia atrás. Pero, por si no fuera poca la cuestión financiera y el alto nivel de desempleo, también se le ha dado por restringir la ley de aborto y la jurisdicción universal, con el claro objetivo de evitar que otros países investiguen crímenes del franquismo. Así, puede observarse en el presidente un claro perfil liberal pero principalmente ultra conservador.
En el día Mundial del Trabajo, en España los trabajadores no tienen esperanza y emigran al exterior, mientras los que se quedan tienen que convivir con un nuevo récord de desempleo y flexibilización laboral. Si ellos, que son el pueblo, no salen a frenarlo, el gobierno seguirá con las mismas recetas mientras su país cae en picada.