Unos 10.000 efectivos militares fueron convocados para proteger a Jair Bolsonaro durante su asunción como nuevo presidente del Brasil. La capital del país está virtualmente militarizada, en lo que puede considerarse un anticipo de lo que será su gestión.

Todos los observadores coinciden en que nunca se vio algo así en la historia del país: 4.600 soldados del Ejército, 200 de la Marina y 200 de la Aviación, además de 4.700 policías militares desplegados en Brasilia, según informa la revista Veja.

Decenas de francotiradores ocupan en la terrazas de los edificios públicos, tanques y helicópteros están listos para despegar para dejar bien cerrado el blindaje militar que el propio Bolsonaro pretende a su alrededor.

Para completar el escudo militar alrededor del nuevo mandatario, se cerró el espacio aéreo en un radio de 7,4 kilómetros alrededor del lugar del acto de asunción, donde solo sobrevuelan decenas de cazas de la aviación brasileña, además efectivos en tierra con misiles antiaéreos.

En definitiva, un escenario que anticipa el futuro próximo del gigante sudamericano, donde el nuevo presidente se blindará y apoyará su programa de ajuste en la represión policial y militar. Algo que los argentinos sufrimos desde hace tres años…