El líder de la ultra derecha, Jair Bolsonaro, se convertió en el presidente número 38 de Brasil y todo indica que no pasará inadvertido para la historia..

La capital política de Brasil amaneció virtualmente sitiada por un monumental operativo de seguridad que incluye fuertes restricciones para ingresar a la Explanada de los Ministerios, incluso para la prensa, y francotiradores apostados en los techos de los edificios públicos que bordean el centro de la ciudad diseñada por el arquitecto Oscar Niemeyer.

Con argumentos de campaña en defensa de la tortura y de reivindicación de la dictadura militar, Bolsonaro fue elegido en segunda vuelta con el 55% de los votos y se ha transformado en un fenómeno que supo aglutinar a los descontentos con la política tradicional, a los rivales del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), a parte de los referentes de la Operación Lava Jato y a quienes aún reivindican a la dictadura militar que gobernó el país entre 1964 y 1985.

Su gabinete tendrá 22 ministerios, entre ellos cinco ministros de origen militar, mucho más que en los gobiernos de los dictadores Ernesto Geisel y Joao Baptista Figueiredo.

Se estima que entre 250.000 y 500.000 seguidores del mandatario participaron de la ceremonia de asunción, que comenzó a las 14 (13 de Argentina), que incluiyó un desfile por la Explanada de los Ministerios, la jura en el Congreso, el traspaso de la banda en el Palacio del Planalto por parte del mandatario saliente Michel Temer y un brindis con los 14 jefes de Estado y de gobierno que estarán presentes en la Cancillería.

El representante del gobierno argentino en esta ceremonia fue el canciller Jorge Faurie.