A primera vista no son muy gustosos, ya que cuando están vivas son babosas y transparentes; se deslizan y retuercen como pequeñas serpientes, y al cocinarlas se vuelven opacas y se asemejan a gusanos muertos. Pero para los españoles son deliciosas y que lo que realmente importa es el sabor. 

Pero según cuentan a la vez, en realidad no tienen sabor a nada, pero gastronómicamente son muy caras, cuestan más de 1.000 euros por kilo. 

Una de las recetas donde el condimento son las angulas primero hay que freír ajos y pimientos picantes en una gran cantidad de aceite de oliva. 

Las anguilas viven en aguas dulces, respiran a través de su piel y recorren largas distancias sobre la tierra, comen cualquier cosa, esté vivo o muerto.

Luego, a los 10 años, más o menos, nadan con la corriente en ríos de Europa rumbo al Océano Atlántico y, de algún modo (aún desconocido para la ciencia), encuentran su camino hacia el Mar de los Sargazos, a unos 5.000 kilómetros de distancia.

A profundidades de más de 500 metros —gran hazaña para una criatura que vive la mayor parte de su vida en aguas dulces poco profundas— desovan para luego morir, y sus crías flotan a la deriva sobre la Corriente del Golfo rumbo a Europa, un viaje que toma por lo menos dos años.

La época de pesca comienza en noviembre y el mejor momento para capturarlas, es en las noches más frías, oscuras y lluviosas y cuando la marea es fuerte y el agua áspera y turbia. 

BBC mundo investigó las subastas que hay que congrega a muchas personas, cuentan que el primer lote es todavía más caro de lo común. En 2016, el primer lote pesó 1,25 kilogramos y se vendió por 5.500 euros, pero el segundo lote, que pesó casi lo mismo, se vendió por 1.070 euros. 

El comprador de esas subastas es José Gonzalo Hevia, propietario del restaurante Casa Tista en Asturias y le explicó la razón de la diferencia de precios en ambos lotes: "fue un poco de mercadotecnia para mi restaurante, además de un homenaje al pescador", dijo el empresario gastronómico. 

"La atmósfera en la subasta es muy emocionante. Es un gran evento mediático. Al siguiente día, el nombre de mi restaurante estaba en todos los periódicos y en todos los canales de televisión", explicó. 

Ese tipo de publicidad puede atraer a muchos comensales. "Algunos de mis clientes volvieron 20 o 30 veces en una temporada para comer angulas", añadió Gonzalo Hevia. Cuando le pregunté qué las hacía especiales, dijo: "Es la textura más que nada".

Rodrigo García Fonseca, chef de un reconocido restaurante vasco en Madrid, le contó a la BBC mundo porqué es tan gustosa y tan requerida a pesar de su precio. "Yo no pagaría tanto por ellas. No tienen sabor ni color, nada, ni siquiera huelen. Una lechuga tiene más aroma. Pero tuvimos aquí dos hombres que ordenaron medio kilo. Quinientos euros de golpe. A algunas personas con dinero les gusta gastarlo. ¿A quién no le gusta ser un snob de vez en cuando?".

Si no son gustosas, no tienen textura ni gusto ni aroma, la única razón de su precio es la ostentación de quienes tienen el dinero para pagarlo y lo hacen sin problema, aún sabiendo que no tienen nada de especial. Salvo que ahora la degradación del medio ambiente, que afectó el número de las anguilas y que ahora se encuentran en grave peligro.