Finalmente el presidente Donald Trump se inclinó por el juez Neil Gorsuch para ocupar la plaza vacante del Tribunal Supremo de Estados Unidos, tras la muerte de Antonin Scalia, el legendario juez conservador. 

Se trata de un cargo vitalicio para el juez más joven de la máxima Corte y ahora deberá enfrentar una batalla con la oposición demócrata en el Senado que debe confirmar su cargo. 

Gorsuch, que trabajaba como juez federal de apelaciones en Denver (Colorado) era para muchos la opción "más aceptable" entre los diversos candidatos que barajaba Trump, siempre desde el ala conservadora. El joven juez se formó en universidades de élite y además fue compañero del expresidente Barack Obama en la escuela de leyes de Harvard, 

Trump- que hizo el nombramiento en el horario de máxima audiencia como si se tratase de un reality show- elogió a Gorsuch por su " intelecto soberbio, la educación legal sin parangón y el compromiso a la hora de interpretar la Constitución de acuerdo con el texto".

Por su parte, el juez señaló:  "Respeto el hecho de que en nuestro orden legal corresponde al Congreso y no a los tribunales escribir nuevas leyes" y agregó:  "Corresponde a los jueces aplicar y no alterar el trabajo de los representantes del pueblo."

No es la primera vez que la derecha critica al Tribunal Supremo por actuar como cámara legislativa, como en el caso de matrimonio igualitario, la abolición de la segregación en las escuelas, o la legalización del aborto. 

Los republicanos de Trump tienen 52 escaños en el Senado. Los demócratas, 46 más dos independientes. Son necesarios 60 votos para romper la minoría de bloqueo demócrata, pero podría activarse la llamada "opción nuclear" que les permitiría ratificar  a Gorsuch por mayoría simple de 51 senadores.

Fuente: El País