Las duras críticas de Arnaud Montebourg, el ministro francés de Economía, en relación a la política de austeridad del Ejecutivo, y a la responsabilidad de la canciller alemana Angela Merkel, en la propagación de estas medidas, terminaron con la caída del Gobierno encabezado por Manuel Valls, quien asumió hace tan solo 147 días.

El presidente François Hollande se reunió con Valls este lunes por la mañana, y le pidió que forme un nuevo gabinete: "El jefe de Estado le ha pedido que constituya un equipo en coherencia con las orientaciones que él mismo ha definido para el país. Su composición se anunciará el martes", expresó Hollande en un comunicado.

El crecimiento económico de Francia está estancado y a fines de junio, la segunda economía del euro alcanzó un nuevo máximo histórico de desempleo con 3,398 millones de desempleados, lo que representa casi un 11 por ciento de la población activa.

Este sábado, Montebourg pronunció su desacuerdo sobre las decisiones económicas de su Gobierno, en una entrevista al diario Le Monde. El titular de Economía pidió rebelarse ante las recetas de contención de gasto, impulsadas desde Alemania: "Hay que dar prioridad a la salida de la crisis y trasladar a segundo plano la reducción dogmática del déficit, que nos conduce a la austeridad y el paro", reclamó.

Según Montebourg, la política de austeridad es "ineficaz e injusta" y es origen de "un sufrimiento inútil" para los ciudadanos, mientras que su pedido apuntó impulsar "soluciones alternativas". El hombre del ala izquierda del Partido Socialista (PS) francés, criticó abiertamente las decisiones de la "derecha alemana" que "ha impuesto a toda Europa la política de austeridad”.

Por su parte, Benoît Hamon -ministro de Educación- es la otra gran voz opuesta al ejecutivo formado por Hollande y Valls: este fin de semana en el diario Le Parisien, apoyó la visión del titular de la cartera económica y se declaró cercano a los 41 diputados socialistas rebeldes, que han criticado las reformas en la Asamblea Nacional.

Además, las ministras de Justicia, Christiane Taubira, y de Cultura, Aurélie Filipetti, adem´sa de presentar su dimisión, pidieron no seguir en el próximo Gabinete de Valls, al descartar oponerse a sus ideales.

No pueden salir del pozo

El 29 de abril pasado, Manuel Valls presentó los mayores recortes del gasto público de la moderna historia francesa ante una Asamblea Nacional dividida y un Partido Socialista (PS) fracturado: sacó adelante un ajuste de 50.000 millones en tres años.

"No podemos vivir más tiempo por encima de nuestras posibilidades", proclamó aquel día Valls, pidiendo un apoyo unánime de todo el grupo socialista, que nunca respaldó este tipo de políticas.

Los conflictos sociales se hicieron oír: una doble huelga en junio de ferroviarios y de trabajadores del mundo del espectáculo, significó un traspié importante para el gobierno de Valls, quien había sucedido a Jean-Marc Ayrault el 1 de abril, después de la debacle socialista en las elecciones municipales de marzo.