Barack Obama tuvo que decidir, antes de este 14 de septiembre, si prolongaba o no las sanciones a Cuba bajo la llamada Ley de Comercio con el Enemigo, un estatuto de 1917 al que el entonces presidente John Kennedy recurrió en 1962 para imponer el bloqueo sobre La Habana.

La medida vino a enfriar los gestos de acercamiento, como la habilitación de vuelos hacia Cuba y las reuniones bilaterales en Washington,  entre ambos países.

La ley prorrogada por Obama es la que erige el bloqueo económico hacia la isla, que en última instancia solo puede levantar el Congreso, y permite que quien esté al frente del Poder Ejecutivo estadounidense sigua manteniendo su autoridad y flexibilidad para relajar- o no- las sanciones a la isla mediante decretos ejecutivos.

Cuando en diciembre de 2014, Obama y Raúl Castro comenzaron el proceso para recuperar la relación entre ambas naciones, éste último fue muy claro: "el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba debe cesar".