Un lujo fue el que se dio Duro de Domar este miércoles, ya que en la sección “El Pueblo quiere saber”, estuvo nada más y nada menos que Leonardo Sbaraglia, donde charló de todo, reveló algunas historias muy divertidas y reconoció su fanatismo por el ciclo que se emite por canal 9: “Yo no miro mucha televisión, pero veo mucho este programa”.

El actor, a pesar de su larga experiencia, admitió que nunca ha vencido a la timidez que lo caracteriza, a pesar de haber ido ganando confianza con el correr de los años. En este sentido, explicó lo que siente en el primer día de rodaje: “Me viene como esa vieja identidad, que siento que me van a juzgar; hasta que con ese mismo grupo convivo seis semanas y estoy como chancho”.

A la hora de repasar su carrera, Sbaraglia recordó su primer papel en “La Noche de los Lápices”, la película argentina de 1986, donde, a los 15 años, interpretó a un desaparecido. El actor admite que “fue una experiencia personal, más que actoral”, y explicó: “Me fui a vivir a La Plata unas semanas, a convivir con chicos más grandes que yo; y volví hecho otra persona”.

Por su parte, en cuanto a sus colegas, Leo afirmó que, ante la posibilidad de convocar un actor, le gustaría que sea Javier Barden.  Sbaraglia contó que el español casi forma parte del elenco de “Plata Quemada”, interpretando el papel de Eduardo Noriega, con quien casualmente se dio un apasionado beso en una de las escenas.

Al respecto, Leo reveló que ese beso no estaba en el guión, y que por el contrario, su compañero “lo sorprendió” en pleno rodaje. Sin embargo, lejos de arrepentirse, bromeó: “Eduardo Noriega es un gran tipo, y aparte muy lindo”.

No podía faltar el recuerdo sobre la ocasión en que le dijo que no a la propuesta de trabajar en “Nueve Reinas”, y, luego de explicar los motivos relacionados con el cansancio que le produjo el rodaje de “Plata Quemada”, una vez más, remarcó: “Fue de las peores decisión que he tomado; la más grande equivocación”.

Para cerrar, “Lucho” le preguntó por su relación con el “porro”, y Sbaraglia contó: “la época ‘de los 60’ eran épocas muy locas, donde experimentábamos un poco de todo; y cuando estuvimos en Woodstock, la gente se pasaba cosas raras, y ahí dije ‘bueno, voy a probar’”.

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