Fue el escritor Nicolás Correa el que hace un año atrás me dijo "Tenés que escuchar a Fradi" y me invitó a la presentación de "Poemas reciclados". Así conocí al poeta,  leyendo sus breves versos que venían adentro de envases pintados de un rosa chicle furioso. Todavía tengo "mi ejemplar" - arriesgo a que se trata de un pote de queso crema- que resalta en la biblioteca.

A diferencia de sus versos previos, en los que estaba el juego de lo "reciclado" de los momentos vividos y ficcionalizados; en El afecto de la contradicción, editado artesanalmente por Desde un tacho ediciones, se lee otra sensibilidad, más pausada pero vital, enérgica y efectiva.

Sigue siendo Fradi pero distinto; buscando su montaña. Se me vienen a la cabeza las palabras de la artista plástica Lupe Marín: "La pulsión es el momento cuando se ve la raíz de algo"; y ese momento pulsional aflora en los versos de Fradi al instante de pensarse escribiendo.

Hay pequeños aquelarres en ese circular de versos en los que el autor se mantiene firme ante su "lo crucial es generar el impacto desde adentro hacia afuera".  Fuego, rayos, pieles, "Somos la rugosidad de un coco" y el miedo. También la contradicción en su dimensión positiva, como experiencia y aprendizaje.

"Sin apuro" ese el estado en el que puede leerse a este pequeño libro donde el sufrir funciona como "un boxeo humano", el "lenguaje se derrite" y en el que la tecnología y la contemporaneidad del habla fragmentada vuelven a estar presentes.

El afecto de la contradicción, de Fradi

Poesía, 2015.

Desde un tacho ediciones, ejemplar hecho mano

Ilustraciones de Rocío Marques