Una vez más el premio Nobel sudafricano, que desde el 2006 tiene ciudadanía australiana- estuvo en la Feria del Libro de Buenos Aires y participó de una mesa redonda en el marco del cierre de la tercera edición de la Cátedra Coetzee: Literaturas del Sur de la  Universidad Nacional de San Martín (USAM).

Con una concurrencia que superó la capacidad de la sala Roberto Arlt, el intercambio estuvo moderado por Anna Kazumi Stahl quien presentó- por el lado australiano- a John Maxwell Coetzee, la escritora y crítica Delia Falconer y al académico y editor Ivor Indyk quién no solo mostró un gran sentido del humor sino que tomó, por momentos, las riendas del evento con sus repreguntas a los argentinos Selva Almada (algunas de sus obras son Ladrilleros, El viento que arrasa, Chicas Muertas. Con novelas traducidas al francés, italiano, el portugués y el holandés)  y Luis Chitarroni (escritor, crítico, editor, asesor en el Fondo Nacional de las Artes  y director en La Bestia Equilátera).

En sintonía con la cátedra del Nobel en nuestro país, el eje de la mesa estaba anunciado como el intercambio cultural Sur-Sur en especial en "el paso de la escritura a la edición"; un paso que quedó un tanto perdido ya que se diluyó más en cuestiones de perspectivas, género y lenguas de pueblos originarios- voces que sí están presentes en la literatura contemporánea de Australia- aunque no así en nuestro país, más allá del intento de Chitarroni de recuperar la gauchesca.

Con la cita inevitable al "pseudoproblema de la tradición nacional" de Jorge Luis Borges (El escritor argentino y la tradición, 1957) el debate se centró en las fronteras, el centro, la periferia que si bien, como marcó Indyk "En Australia usamos la palabra South como ustedes, sur. Llamamos a nuestro país 'La Gran Tierra al Sur'", la cuestión provincial excede a lo geográfico y se desarrolla afianzada en las identidades y comunidades. 

En sintonía, Delia Falconer planteó que en Australia "la distribución está en nuestras voces más que una cuestión geográfica" y Coetzee subrayó que "La geografía y el lenguaje son anteriores a los ejércitos nacionales". Mientras que Chitarroni remarcó que en la literatura nacional la tensión centro- periferia "es un problema largamente argentino" aunque Selva Almada subrayó que cada vez más escritores no necesitan pasar por Buenos Aires para desarrollar su obra, como el caso del correntino José Gabriel Ceballos reconocido y leído en el exterior y no tanto en nuestro país.

Además de un cruce sobre la escritura y su relación con el idioma de colonizadores - el inglés en Australia, el español en nuestro país- se plantearon cuestiones de género que provocaron una inmediato comentario irónico de Coetzee que remarcó "¿De verdad Anna (por la moderadora)?" y contó que en breve se iba a realizar una conferencia sobre "sus mujeres"; los personajes femeninos de sus textos. Mientras que tanto Almada y Chitarroni reconocían que afortunadamente en nuestro país cada vez es menos habitual la separación de la literatura como femenina o masculina; Falconer fue contundente y exclamó que se trata de "una distinción mental" y no real.

Cerrando el encuentro, donde el debate sobre la edición quedó vacante, Coetzee tomó la palabra y aseguró que es una tarea de los editores argentinos y australianos realizar más traducciones de obras de ambos países y afirmó que "No podemos confiar en las editoriales de Europa o del Norte" para hacer ese trabajo ya que "No es lo que nos interesa a nosostros".