"Como es de su conocimiento, la provincia de Buenos Aires presenta una difícil situación económica y fiscal, a lo que se agrega una discriminación de fondos que le corresponden desde hace años y que no se perciben", arranca la carta que María Eugenia Vidal le cursó al presidente de la Cámara de diputados Emilio Monzó. 

Si bien la formalidad obedece a cuestiones lógicas del cargo, no deja de ser llamativa la nula complicidad que se desprende de la misiva enviada entre dos miembros del Pro. Una explicación puede radicar en que Vidal y Monzó protagonizan una feroz interna por el armado partidario en la provincia en la que tuvo que intervenir el propio Mauricio Macri. 

Vía el jefe de gabinete Marcos Peña, el Presidente y líder del partido aurinegro "forzó una tregua" entre ambos que dio como saldo que la gobernadora le de más margen de acción al jefe de la cámara de diputados, develó una nota de Ámbito, la semana pasada. Al parecer, los retiros espirituales no sosegaron a la ex de Tagliaferro. 

De hecho, el resto del contenido de la carta, no da mejores indicios. "Le solicito tenga a bien administrar los medios que se requieran para realizar, el día jueves del corriente, una reunión con los diputados de todos los partidos políticos que representan a la provincia en esa Honorable Cámara", cierra el texto de la mandataria provincial.

Sobre los fondos, la carta de Vidal representa un paso más en la elevación del reclamo a la esfera nacional. La semana pasada, María Eugenia pidió apoyo a los bloques de la legislatura bonaerense para solicitar la ampliación del porcentaje que ingresa por el Fondo del Conurbano e instalar el planteo más general por cuánto debe recibir la provincia de lo que recauda Nación.

La preocupante traba que encontrará el reclamo no estará en la figura de Monzó, sino en el Congreso nacional. Allí, los representantes de las demás provincias deberían votar en contra de sus propios intereses para favorecer a Buenos Aires, lo que, a priori, parece poco probable.