Beba se emociona al hablar de su obra. El jardín Mi Futuro comenzó en el living de su casa en Fiorito cuando una vecina le pidió si podía cuidar sus chicos. Cada vez tenía más alumnitos así que decidió cortar las patas de la mesa y las sillas para que queden bien bajitos y los chicos tengan donde sentarse. Con los años, en el terreno que ocupa su casa, montó un jardín comunitario y hoy concurren todos los días 250 chicos. Beba reconoce que lo que más le cuesta es pagar los servicios públicos.

“Todo los servicios los pagamos nosotros, no tenemos ni siquiera la tarifa social. Hace tres meses me vino 9 mil pesos de luz y es de la época que no se prendía ni una bombita acá, es sólo el consumo de mi casa. Me tuve que poner en un plan de pago de cuotas de 900 pesos” nos dice mientras nos muestra una de las dos salitas de nenes de tres años. “Los servicios es lo que más cuesta. El gas también viene carito. Antes era muy accesible pero ahora es tremendo. También está el impuesto municipal pero lo pagamos una vez al año. El agua también subió mucho” agrega.

Daniel y Ricardo se reunieron con nosotros en la dirección del jardín Piedritas que está a unas cuadras del de Beba, también en Fiorito. Allí nos cuentan que hace años luchan para que llegue el apoyo y el reconocimiento a los jardines comunitarios. Ricardo está esperando para sacar el CUI, la Clave Única Inicial, y Daniel cuenta que solo recibió dos subsidios de los cuatro que le prometieron cuando gestionó la Clave Única de Escolaridad. Los gastos son muchos y como las cuotas son tan altas es difícil mantener las distintas instituciones.

“Nosotros no tenemos tarifa social. Hay casos en que las facturas de gas llegaron entre 8 mil y 15 mil de gas” dice Daniel y Ricardo agrega: “Estos jardines pagan luz como comercial”. En el caso del jardín Piedritas el espacio es alquilado, lo que supone otro gasto extra. El jardín Sagrado Corazón de Jesús, en cambio, se levantó en una vivienda que era de Daniel.

“En un momento este jardín se hizo municipal, entonces el dueño empezó a cobrar un alquiler. Sin embargo en un cambio de gobierno dejó de ser municipal pero siguió funcionando como jardín así que la dueña quería seguir cobrando el alquiler. Siempre estuvo la ausencia del Estado” cuenta Ricardo. Al final llegaron a un acuerdo. “Esto  es una casa particular y como le hicimos refacciones a veces negociamos 'no te pago este mes pero te hago esta pared'”.

“La municipalidad solo ayuda a algunos jardines, acá Martín Insaurralde nunca vino. A nosotros nos consideran los 'rebeldes'. A algunos jardines les hicieron algunas obras, les pusieron una ventana o un techo. Pero a veces ‘picaron’ y dejaron todo así como está” cierra Daniel.