Un laboratorio orbital chino que está fuera de control preocupa al mundo. La estación espacial Tiangong-1 (Palacio estelar) se precipitará contra la Tierra el 31 de marzo, tiene aproximadamente el tamaño de un autobús y aunque la mayor parte de la plataforma se desintegrará en su camino, algunas piezas podrían sobrevivir y caer a la superficie terrestre. El tema es que nadie sabe dónde.

Lanzado en 2011, Tiangong-1 sirvió como laboratorio para tres misiones tripuladas y como un experimento para una futura estación espacial más grande. En marzo de 2016, China anunció que había dejado de recibir datos de telemetría de la plataforma y meses más tarde reconocía que la estación volvería a entrar en la atmósfera. 

La Agencia Espacial Europea (ESA) explicó que se puede conocer el lugar en donde caerá sólo un día antes. Por ahora, se sabe que la estación caerá en algún punto situado entre los 43ºN y 43ºS de latitud, la franja comprende España, Francia, Grecia, Portugal o Italia, pero también Australia, Nueva Zelanda y Argentina por el sur.

Una de las razones por la que es tan difícil determinar el viaje de Tiangong-1 es que este ocupa una órbita terrestre baja (LEO, por sus siglas en inglés), relativamente cerca de la superficie de la Tierra en comparación con otras órbitas. Es que los objetos en LEO, dicen, se mueven realmente rápido, mientras rastrean la vuelta de Tiangong-1 con un sensor óptico.

Aún así, creen que la probabilidad de que el laboratorio golpee a alguien es de 10 millones de veces menor a la probabilidad anual de ser alcanzado por un rayo. Además, la estación ya no alcanza la masa inicial de 8,5 toneladas, debido al consumo de combustible, por lo que puede tener una masa similar a la de otros satélites.