Cien años de incertidumbre fueron los que rodearon a los agujeros de ciertos quesos suizos, principalmente el Emmental y el Appenzell.

Finalmente Agroscope, el Instituto de ciencias en productos alimenticios, de Berna encontró la respuesta.  Descubrieron que los agujeros son provocados por pequeñas partículas de heno, que caen en la leche durante el proceso de ordeño de las vacas.

Una de las claves para este descubrimiento fue que a mayor modernización en las técnicas de ordeñe, menor cantidad de agujeros.

"Es un descubrimiento que se hizo por accidente, como todos los grandes descubrimientos", concluyó el portavoz de Agroscope. Gracias a este hallazgo, el maestro quesero sabe que jugando con las dosis de estas micro partículas de heno, es posible controlar el número de agujeros que quiera darle a su producto.