El veneno de los pulpos de anillos azules no solo es letal sino que además no tiene antídoto. Por lo que este videíto pudo haberle costado literalmente la vida a este turista que se puso a tocar cosas sin saber.

El veneno de este pulpo contiene tetrodotoxina, una neurotoxina que causa parálisis, y la picadura es tan pequeña e imperceptible, que la víctima no se percata que ha sido picada sino hasta que es demasiado tarde. El único tratamiento posible es masajear el corazón del infectado con técnicas de reanimación cardiopulmonar hasta que el veneno pase por todo el cuerpo unas horas después.

Este pequeño pulpo, que llega a medir entre 12 y 20 centímetros tiene una apariencia inofensiva por lo que no es difícil confundirlo con un animal dócil. Claramente el turista tuvo mucha suerte.