La policía de Bielorrusia consiguió detener a un transportista ebrio, mientras circulaba a altísima velocidad en contra mano y realizando maniobras que podrían haber dejado víctimas fatales.

Mientras la cámara instalada en el coche de policía muestra las arriesgadas maniobras que intentó para perder a los oficiales, la grabadora que muestra el interior del vehículo policial refleja los disparos que terminaron por reventar las cubiertas del transporte de autos.

Tras el arresto, el hombre reconoció haber bebido entre 200 y 300 mililitros de vodka, más dos o tres litros de cerveza.