Después de horas de luchar contra una presa tan difícil de pescar como lo es un tiburón, el pescador ve frustrado su esfuerzo por capricho de la naturaleza.

Aunque claro, ni siquiera se trata de un momento triste ya que ser testigo de la escena lo transforma en un privilegiado: cuando estaba a punto de sacar a su presa del agua, un mero gigante emerge de las profundidades y se queda con el tiburón, de un solo mordiscón.

Los ejemplares de esta especie miden en promedio 175 cmm de longitud, aunque los machos pueden llegar alcanzar los 250 cm de longitud total, con un peso que supera los 300 kilos.

La especie se encuentra amenazada por la sobrepesca, ya que su carne es muy preciada en los lugares donde se habita.