Se suponía que era un sistema "más seguro" para bajar de la camilla, pero terminó por ser una trampa mortal.

Durante la prueba del 'moderno' mecanismo alguien olvidó hacer un ajuste por lo que, cuando el hombre estuvo en posición vertical, la propia inercia lo despidió hacia adelante. Con el agregado de que, al tener atadas las manos, no pudo protegerse del golpe en la caída.

A veces es mejor no innovar y dejar todo como estaba.