Si bien muchos esperaban una reflexión más profunda y un pedido de disculpas a quienes se sintieron afectados por sus palabras, Gustavo Cordera encaró la charla con Ernesto Tenembaum de otra forma.

“No fue el problema el contenido de lo que dije, sino haberlo dicho. Porque el contenido está en los libros de psicología. Comencé a entender el mundo que se venía, comencé a forjarme interiormente, porque el afuera era tan hostil y tan desagradable para mí”.

“Como el afuera era tan agresivo y hostil hacia mí , no me quedó otro lugar que habitar adentro mío. Era el único lugar posible para seguir vivo. Era un lugar que venía evitando hace tiempo  En ese momento morí y volví a nacer. En el momento que me pasó eso, tuve una reencarnación. O sea, habitó un nuevo ser en mí, que tiene condimentos y tiene cosas de aquella historia, todavía por sanar y resolver. Pero empezó una nueva vida que yo agradezco, que fue redentora”, señaló en un confuso argumento puramente autorreferencial.

"Lo lindo de perderlo todo es justamente que hacés las cosas desde adentro, porque no tenés más nada que perder. Yo me refundé como artista. Todas las personas que me acusaban a mí, yo los observaba con detenimiento y eran justamente los que proyectaban sobre mí”.

“Lo que expresé en ese momento lo hice desde la honestidad intelectual y honestidad interior. Yo me experimento de los errores. Toda mi vida me he equivocado, creo que el 99 por ciento de las veces, he acertado muy poco. Creo en el error como forma de evolución personal, de crecimiento personal, de enriquecimiento personal”, terminó al pretender justificar con un confuso mensaje el impacto de sus dichos sobre la violación a las mujeres.