La pesadilla de Claudia había comenzado antes, en la propia relación con Iván Leguizamón. Tres meses atrás decidió terminar con él y regresar con su esposo, Marino Milevich, de 63 años y con quien tenía un hijo de ocho años..

Él la fue a buscar en su Peugeot 307 azul y partieron juntos. En la ruta los interceptó Leguizamón, quien después de discutir violentamente descargó nueve disparos, uno de ellos a la cabeza de la mujer, quien murió en el acto.

La escena se precipitó cuando un patrullero de Seguridad Vial de Santa Fe empezó a perseguir a la pareja haciéndoles señas de luces y con la sirena encendida.

El Peugeot solo se detuvo cuando el patrullero se les cruzó en la ruta. En ese momento Leguizamón le exigió a Merino que se bajara del auto para hablar a solas con Claudia pero se encontró con la negativa de ella: “Dejáme de molestar, no quiero volver con vos, te voy a denunciar”.

Allí el policía sacó su arma reglamentaria y le disparó a Claudia terminando con su vida. Luego intentó asesinar también a Merino, pero se le trabó el arma.

Leguizamón quedó detenido, imputado por "homicidio calificado por el vínculo, por ser cometido por un varón contra una mujer mediando violencia de género, abusando de su función o cargo cuando fuere miembro de fuerzas policiales".

Dos compañeros del agente también fueron imputados porque estaban en el patrullero y no intervinieron para detener al femicida. Se trata de Jonatan Rojo y Mario Agüero, quienes quedaron detenidos bajo la acusación de "partícipes secundarios".