Desde que Miguel Etchecolatz recibió el beneficio de la detención domiciliaria, los vecinos del barrio ubicado en el bosque Peralta Ramos de Mar del Plata se manifiestan porque temen lo peor.

"Queremos volver a vivir tranquilos en nuestro barrio, volver a utilizar el espacio público sin miedo", exigió María Susana Barciulli, vecina de la vivienda donde reside el genocida. "Su presencia implica para nosotros un despliegue al que no estamos acostumbrados, parece que hay que cuidarlo a él. Hay policías de civil y nosotros parece que fuéramos los peligrosos", describió Eugenia Diez, otra persona que vive en el barrio ubicado en las afueras de la ciudad balnearia.

Las declaraciones de familias marplatenses recolectadas por Página 12 van en sintonía con el apoyo que brindó el grupo Vecinos sin Genocidas al reclamo presentado ante el Tribunal Oral 1 de La Plata por las querellas de la causa Circuito Camps, para que se revoque el beneficio de la prisión domiciliaria.

"Hace un mes y una semana contamos con Etchecolatz disfrutando del verano en su jardín y su pileta. Desde que supimos de la domiciliaria nos empezamos a juntar con los vecinos con un único fin: que vuelva al único lugar en el que tiene que estar que es la cárcel", resumió Nicolás Grooper, miembro de la agrupación que reclama un trato acorde a los delitos cometidos por el genocida.

"Saber que este hombre es vecino mío, este hombre que fue amo y señor de la vida de la gente de Buenos Aires, no me da miedo pero me da qué pensar de este país que construimos", advirtió Gustavo Calotti, vecino del bosque, sobreviviente de la Noche de los Lápices y de las torturas de Etchecolatz.

"Si quiere estar en Mar del Plata, hay una cárcel que es la Batán, donde tiene servicio médico. Si está enfermo que vaya una cárcel donde va a estar cuidado y no va a correr peligro de descomponerse", exigió Nora Cortiñas, madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, en apoyo a la medida.