Ocurrió en Alabama en el año 2012 cuando Joyce, de 50 años, le provocó la muerte a su nieta al hacerla correr como una forma extrema de castigo.

Recién ahora la justicia falló y declaró culpable a la abuela de homicidio y recomendó cadena perpetua o pena de muerte. Aunque el juez del condado de Etowah, en Alabam,  Etowah Billy Ogletree la condenó finalmente a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional por la muerte de Savannah.

El castigo se inició cuando Raenna Holmes, la conductora del micro escolar que siempre llevaba a la pequeña,  le contó a su abuela que la niña había agarrado un caramelo que vendía una compañera sin pagarle.

Los vecinos vieron a Savannah corriendo y cargando palos por casi tres horas durante la tarde, hasta que se desplomó mientras su abuela le decía "¡Levántate! ¡Más te vale que no te lo tenga que decir de nuevo".

Savannah tuvo una convulsión y fue hospitalizada. Murió varios días después, luego de ser desconectada. Había sufrido "esfuerzo físico extremo", según la autopsia que sirvió para el veredicto de la justicia.

Garrard aseguró que no quiso causarle daño a su nieta y les dijo a los investigadores que "La chica quería que ella la entrenara para ganar velocidad tras terminar segunda en una carrera en la escuela".

La otra acusada es Jessica Hardin, por no cuidar debidamente de su hijastra, aunque todavía no enfrentó el juicio.