El empresario Federico Álvarez Castillo, dueño de la prestigiosa marca de indumentaria Etiqueta Negra, fue protagonista de la primera gran polémica del año luego de que un animal fuera arrojado desde un helicóptero y cayera en su casa de José Ignacio, ubicada en un barrio cerrado.

Las imágenes del hecho, grabadas por el propio hombre de negocios con un teléfono celular, se viralizaron en redes sociales y provocaron un fuerte rechazo. La indignación virtual derivó en la apertura de una causa judicial, que quedó bajo la órbita de la fiscal de Maldonado, Ana Carolina Dean, que estaba de turno en el momento en el que sucedió el hecho.

“Todavía no pudimos establecer si el animal estaba vivo o muerto y será difícil establecerlo porque lo único que tenemos es el video. Aparentemente, según surge de las imágenes, estaría sin vida, pero no lo sabemos”, precisó la fiscal Dean.

Según revelaron fuentes judiciales, quien habría lanzado al animal desde un helicóptero, se trataría de otro empresario argentino conocido como Sebastián "Pacha" Cantón. A partir de ese dato se podrá establecer si el vuelo había sido registrado de acuerdo a las leyes que rigen la actividad aeronáutica en el vecino país. Independientemente de ello, Dean adelantó que en principio la conducta investigada no configura ningún delito. “Resta determinar si hay alguna infracción desde el punto de vista aeronáutico”, evaluó en declaraciones a radio Mitre.

El caso se inició por una denuncia de los vecinos de Álvarez Castillo, quienes dijeron que no era la primera vez que sucedía algo así. De hecho, Infobae reveló ayer que el helicóptero involucrado en la maniobra ya había arrojado otro animal en el jardín de un empresario brasileño que estuvo este verano en Punta del Este.

El empresario además, en febrero de 2012, embistió con su yate privado a una canoa en el Delta de San Fernando , en la que viajaban una familia de cuatro personas, una mujer de 26 años y una niña de dos años murieron por el impacto. El yate del multimillonario partió la barca al medio, en una zona en la que no debería estar navegando la gran embarcación.