"Nos llama mucho la atención porque la casa estaba clausurada. Había personal policial afuera como custodia", señaló uno de los vecinos ante las llamas de un infierno que no parece tener fin.

La sospecha se instaló inmediatamente: el incendio comenzó en la misma casa que se quemó la semana pasada, dejando a dos nenes muertos en el barrio de Flores, aunque esta vez la vivienda estaba clausurada y vigilada por personal policial, ya que aún no se habían practicado las pericias correspondientes.

En medio de la investigación por lo ocurrido en el incendio de la semana pasada en el taller textil clandestino, el mismo edificio volvió a prenderse fuego y hasta corre peligro de derrumbe.

Tres unidades de bomberos trabajan en la casa de Terrada y Páez con equipos de oxígeno, mientras la gente del barrio muestra su indignación: "Los dueños se llevaron las máquinas y dejaron los colchones. La muerte de los dos chiquitos tuvo una causalidad y es que la gente que estaba adentro estaba trabajando en situación de esclavitud", se quejaron y hablaron de amenazas.

La ONG La Alameda presentó varias denuncias y documentación que acredita que el gobierno de Mauricio Macri conocía la situación en la vivienda siniestrada. Pero el gobierno porteño sostuvo que desconocía la denuncia con fecha del 24 de septiembre del año pasado ante la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex), a cargo de Marcelo Colombo.

"La comisaría 50 de la Policía Federal está sospechada y no me extraña que hagan la vista gorda en cuanto a los talleres porque son fuente de recaudación mafiosa", sostuvo el titular de la organización y legislador porteño, Gustavo Vera y blanqueó su modus operandi: "Lo que hace, básicamente, es pasar la gorra todos los meses para proteger esos lugares de esclavitud".