El presentador comenzó tranquilo a hacer un alegato sobre el correcto uso del barbijo, pero empezó a enojarse con los que se quejan de que los obliguen a usarlo en lugares cerrados y de los pases sanitarios, de lo que aclaró, como si hiciera falta, que estaba a favor.

Cuando empezó a hablar de los antivacunas y de los supuestas libertades que tienen a no vacunarse dejó en claro que esas libertados no pueden ir por sobre los derechos del resto de los ciudadanos.

Puntualmente los trató de bola de imbéciles y les pidió que al menos se pongan el "cubrebocas" gritándole a la cámara como para que su mensaje quede claro.