En el barrio donde vive Elián Valenzuela lo que pasó en Intratables se llama "comerse los mocos".

Y es que el martes no tenían ningún empacho en cuestionarlo y hasta juzgarlo, dando por hecho incluso algunos delitos que no están probados en la Justicia. Brancatelli fue el único que habló bien del cantante contando la labor solidaria que hace.

Incluso pusieron en duda su relación con su pareja y madre de su hija y hasta hablaron de violencia de género.

El miércoles y gracias a la gestión de Brancatelli, L-Gante estuvo en el piso y pareció haberse transformado en otra persona. Fue con su pareja, su hija y el grupo que lo compaña a todos lados y pasó de ser casi un delincuente a un pibe humilde que es un ejemplo a seguir.

Cuando le preguntaron qué sentía cuando se decía cualquier cosa de él Elián contestó muy suelto de cuerpo que eso era para la gilada, definiendo al panel de Intratables.