Después de cinco días sin tener noticias de su Cristina, su hermana hizo la denuncia y la policía la encontró muerta en su casa. Las primeras pericias apuntan a que se trató de un suicidio.

Cristina fue noticia en diciembre pasado cuando la Corte Suprema la declaró inocente por un crimen en el que la habían inculpado y por el que pasó 11 años tras las rejas. 

Al recuperar la libertad, Cristina había declarado: “Yo quiero que esta causa, que estos once años que estuve presa siendo inocente sirvan para que los jueces, la Justicia misionera y la del país cambien, que simplemente hagan lo que tienen que hacer, que cumplan con la ley, con la Constitución y los códigos”.

La historia de Cristina

Todo comenzó el 27 de julio de 2001, cuando Erselida Dávalos de Insaurralde fue asesinada a golpes en la cabeza con un martillo, en su casa de la ciudad de Posadas. La víctima era jubilada del Poder Judicial de Misiones. 

Los investigadores concluyeron que el crimen había ocurrido en ocasión de robo, y que se habían llevado dinero y joyas, aunque las puertas y ventanas no habían sido violentadas.

La investigación llegó hasta Cecilia Rojas por una testigo que aseguró haber visto a Ricardo Jara, pareja de la mujer, vendiendo pertenencias de la víctima. A Cristina Vázquez la arrestaron por ser amiga de la pareja y vecina de la víctima. 

Los tres, Vázquez, Rojas y Jara, recibieron una condena a prisión perpetua en 2010. Vázquez siempre sostuvo que estaba a ocho kilómetros del lugar en el momento del asesinato y nunca hubo pruebas concretas de su participación en el crimen.

Tras la confirmación del fallo por parte del Superior Tribunal de Justicia de Misiones, llegó la apelación ante la Corte, que ordenó la libertad de las acusadas en un fallo en el que cuestionó la condena y la investigación. 

Hoy con Cristina muerta se pone sobre el tapete el tema del mal funcionamiento de la Justicia.