El Colegio Guido Spano, cuyo cierre evitaron este verano sus trabajadores al conformar una cooperativa, comenzó este lunes las clases en sus tres niveles con la misma matrícula y el mismo plantel de profesores que tenía hasta el 2 de enero, lo que es considerado “un gran logro” de toda la comunidad educativa.

"La recuperamos totalmente y esperamos aumentarla pues aún hay posibilidades de pase y suele haber un efecto rebote de inscripciones en marzo", dijo a Télam el presidente de la cooperativa, Javier Lamónica.

“Para nosotros será muy especial porque condensa todo lo que trabajamos hasta acá”, dijo Lamónica, que es además profesor de Historia. La confianza que los padres depositaron en este nuevo proyecto se explica, según el docente, tanto por el peso de la "tradición" del casi centenario colegio como por el compromiso asumido por toda la comunidad educativa para su rescate.

"Es un colegio con 92 años de historia, con una tradición y un equipo de docentes que ha demostrado una entrega absoluta con el proyecto. Además, la comunidad educativa apareció desde el principio muy fuerte y muy unida", fundamentó.

El 31 de diciembre, sin previo aviso, un camión de mudanza intentó llevarse mobiliario y documentación del colegio tras la orden de desalojo por un litigio entre dos sociedades anónimas. Dos días después, la empresa que alquilaba el inmueble comunicó el cierre.

Inmediatamente docentes, no docentes y padres comenzaron a debatir formas de continuidad. La idea de hacerlo como cooperativa cobró forma cuando se reunieron con autoridades del INAES que los asesoró sobre los pasos a seguir.

El Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) les otorgó además un subsidio para reacondicionar el edificio; el gobierno porteño se comprometió a seguir subsidiando el 60% de los salarios y el Ministerio de Trabajo de la Nación les otorgó un subsidio a las personas para empresas en crisis, por dos meses.

El 8 de enero el Guido Spano se constituyó como cooperativa; el 30 firmaron un contrato de locación por 6 años con los dueños del edificio y el 14 de febrero la Justicia levantó la clausura y entregó las llaves del inmueble a la nueva conducción del colegio.