Una investigación asegura que las princesas sí cambian el comportamiento de las niñas y además, influyen en los niños. Según información del diario The New York Time los científicos observaron las tasas de interacción con las princesas de Disney en 198 niños y niñas de 5 y 6 años y encontraron que, en ambos, una mayor interacción con las princesas a través de juguetes, productos y consumo mediático en el transcurso de un año estaba asociada con un comportamiento estereotípico de género femenino exagerado al final del estudio. 

"No se trata solo de que a las niñas muy femeninas les gusten las princesas", explicó Sarah Coyne, catedrática de vida familiar en la Universidad Brigham Young y autora principal del estudio que se publicó en la revista especializada Child Development. "Logramos extraer por completo eso de la ecuación y observamos si en realidad hay un crecimiento a largo plazo en los comportamientos femeninos estereotípicos en niños que interactúan mucho con princesas y comprobamos que así es", sostuvo.

Debido a eso resumió que es una asociación realmente "motivada" por los medios, "y no al revés". Ese aumento en los comportamientos estereotípicos femeninos, como jugar sin hacer ruido, jugar a cocinar y limpiar y evitar riesgos, ensuciarse o intentar cosas nuevas, también se observó en niños que tienen una interacción importante con las princesas de Disney.

La página http://www.soycarmin.com/ cuenta que el vínculo entre la interacción con princesas y los comportamientos femeninos estereotipados no son novedad. Rebecca Hains, catedrática de estudios sobre medios en la Universidad Estatal de Salem y autora de The Princess Problem agrega: "El estudio sustenta lo que los críticos de los estudios culturales han sostenido durante años. El temor por cómo la narrativa de las princesas influye en las niñas en una cultura que pone mayor énfasis en cómo luce y se comporta una niña no es nada nuevo pero agradezco contar con investigaciones cuantitativas que respaldan el argumento cualitativo de que Disney, como principal proveedor de todo lo relacionado con las princesas, juega un papel importante".

Por otro lado, los varones. Coyne y sus colegas encontraron que el aumento en el comportamiento estereotípico femenino significa algo totalmente distinto. Observaron que en las niñas, el aumento de estos comportamientos es "potencialmente problemático", mientras que en los niños el aumento en la androginia que los comportamientos estereotípicamente femeninos reflejaba podía tener "Beneficios para el desarrollo a lo largo de su vida".

"Si las niñas ya tienen una tendencia hacia esa dirección, entonces se lleva al extremo lo femenino al exagerarlo aún más. Para los niños, que ya están inmersos en una cultura hipermasculina, volverse más femeninos significa volverse más completos", sostuvo Hains.