Juan Manzur llegó al Gobierno para oxigenar una gestión que se había llevado un golpe en las elecciones de medio término. Su impronta era acelerar el funcionamiento del Ejecutivo, mejorar el vínculo con los gobernadores peronistas y abrir sus contactos con los funcionarios del establishment estadounidense.

Pero también apareció con la impronta de atender a la prensa en su extenso horario de trabajo que arranca desde temprano en la Casa Rosada.

Eso hizo que este lunes, después de las tumultuosas horas de un domingo cargado de rumores lo aguardara una guardia periodística para conocer su parecer.

Y allí se mostró optimista pero no descartó nuevas modificaciones al señalar que "por ahora el presidente no ha tomado la decisión de hacer más cambios".