No era necesario pero al ver su cara de picardía al momento de enunciar la frase en cuestión queda en claro que su uso no solo buscó congraciarse con los asistentes al foro sino que también fue para reírseles en la cara,

A Mauricio Macri siempre le gustó traer la pasión del fútbol al ámbito político, se siente cómodo en la chicana sobre los partidos ganados y perdidos más que en desarrollar planteos teóricos sobre el funcionamiento de un país.

Así que jugando con la rivalidad entre las selecciones lanzó un deseo poco creíble solo para que en el marco de un foro de políticos liberales en San Pablo -que contó con la presencia del exmandatario Michel Temer-, se generara mayor empatía.