No es lo que se esperaba. No es lo que marcaban las encuestas, habitualmente consideradas un oráculo en la política brasileña. Pero una vez que se contaron los votos y el triunfo del PT fue bastante menor del que se preveía no hubo tiempos de lamentos y sí de ponerse a trabajar en el ballotage.

Alberto Fernández es de los que entendió que todavía hay partido por jugar y que conservar el espíritu en alto ayuda a consolidar la victoria.

Así que saludó a Lula con una foto que los recuerda estrechando las manos y mirando sonrientes a la cámara, presagiando un futuro que los puede encontrar festejando unidos.