El tema podía ser abordado de diferentes formas, pero Carlos Pagni y Francisco Olivera eligieron hacerlo de la peor manera: tomándolo en broma y riéndose como dos nenes a los que la palabra 'pene' les da una gracia irresistible.

Por eso la información sobre un tema que creció por los prejuicios contra la Educación Sexual Integral que se dicta en los colegios y por el pensamiento retrógrado que se divierte haciendo chistes sobre el tamaño del miembro masculino, quedó totalmente de lado reemplazada por chistes de recreo de cuarto grado de la escuela primaria.