Los dos grandes aglomerados que dividen al país tienen la desventaja de hacer difícil encontrar puntos en común, pero la ventaja de que contiene al 90% del país y dejan poco espacio para aventuras electorales trasnochadas.

José Luis Espert decidió encarnar la posición más dura del neoliberalismo, peleándole el voto a Juntos por el Cambio. Eso le valió ser acusado de complicidad con el oficialismo, dividiendo a la oposición.

Cansado de escuchar la repetida crítica contraatacó desafiando a las autoridades cambiemitas a participar de una interna abierta para derrotar al kirchnerismo.