Ibope es una medidora de audiencias, que curiosamente le adjudica a los canales públicos mediciones menores a las reales, lo que termina incidiendo en las pautas publicitarias. Además de los medios, esta empresa también interviene en la política a través de encuestas y sondeos, mediante los cuales imponen candidatos.

Como muestra el informe de 678, en las elecciones de Brasil, Ibope instaló una falsa polarización entre los electores, con la intención de posicionar a Marina Silva. Según sus sondeos, la candidata iba a pelear el balotaje mano a mano con Dilma Rousseff, pero ni siquiera llegó a la segunda vuelta.

En la misma sintonía, medios hegemónicos de Brasil, como O Globo o la revista Veja, jugaron a favor de Silva, intentando colocarla como candidata fuerte, y como la próxima presidenta.

En Argentina, La Nación y Clarín también se basaron en sondeos de Ibope, que decían que Marina Silva iba a ganarle a Dilma en un balotaje, al que nunca accedió. Como explicó el profe Romero, estos medios también intentaron imponer a su candidata.

Junto a estos diarios, los medios argentinos decían en la previa, que la imagen de Dilma había caído, e incluso manejaban cifras de hasta 28 por ciento en cuanto a una supuesta pérdida de popularidad, cuando en las elecciones, la mandataria brasileña sacó 41,59 por ciento de los votos.

Como dijo Gustavo Sylvestre, que repasa este informe de 678, muchas veces los deseos de ciertos sectores pueden ir en una dirección, pero la realidad va por otra. A pesar de los esfuerzos de Ibope y los medios, Silva no llegó a la segunda vuelta.