Hartos de consumir, de comer, de pagar ganancias por sus sueldos altos; hartos de insultar, de mentir, de fracasar en sus malos augurios; hartos del peronismo kirchnerista, de tener que aguantarse más jubilados, más niños con la asignación universal y más inclusión; más salud pública, más educación y más ampliación de derechos, hartos de estar hartos amenazan con su hartazgo llenar de hartura las bocas de sus mensajeros mediáticos y de sus aplicados servidores políticos. Empachados de gula insana, de almuerzos con anfitrionas falsas, de investigaciones gordas de truchadas; repletos de prejuicios antipopulares, atragantados de carroña de buitres y de dólares y de soja subrepticia; ahítos de negación, de tener que asumir la patria grande latinoamericana y de tener que seguir siempre desde atrás el inalterable avance del gobierno del pueblo, los hartos se hartan a si mismos.

Retenidos sus deseos de vomitar la democracia por razones de número y pudor, y de miedo, se llenan las bocas de harturas. ¡Ay! si van a seguir así hasta octubre del año que viene terminarán hartos de sí mismos. De nostalgias del FMI, de depresión antitodo. Antigobierno y antivida.  No hay cuerpo ni mente que aguanten tanta basura y que se atiborren de desechos y hasta tengan sueños con olor a Ceamse. Todo tonel tiene su capacidad de llenado. Y toda conciencia tiene su capacidad de vergüenza. Pero los hartos lo ignoran.   

El kirchnerismo peronista no va a parar de seguir obrando y militando, colmándolos de frustración y de hechos.  Los va a saciar y repletar por la propia naturaleza superior del modelo político. Y por la abrumadora inferioridad de la competencia. Por eso desintoxíquense a tiempo los más lúcidos y los menos enfermos de bilis amarilla. Sean senadores, diputados, aspirantes opositores a presidente, o pavos reales-los peores- que salen a sacudir sus plumas kirchneristas ante los medios atacantes para posar de críticos internos. Si el científico Hawking alerta acerca de que la Partícula de Dios podría colapsar el Universo, a los hartos los podrían colapsar las partículas insignificantes de sus propias patrañas. Destápense a tiempo, para que se descomprima el tonel que los envasa. No acumulen gases inútiles. Al pedo. Los micrófonos, los editoriales ni los noticieros hartos, sirven para hacer drenar tanta angurria de odio acumulada.  Y si siguen estando hartos, si piensan llegar así hasta el verano se van a reatragantar de turistas , de autos, de bañistas, de sombrillas, de carpas, de cornalitos y de rabas; y por más que se harten de gritar- como en cada temporada- que todo está caro e impagable, que la nafta viene con barro, que la gente ya no sale a ningún lado, que caerán rayos y truenos sobre las playas, que la arena contiene bacterias de Ébola y que amenazan al veraneo los peores narcos y violadores del planeta, tengan cuidado. Porque  van a reventar.