Cada vez que finaliza una competición deportiva; o un evento cultural, o un festival de música, o alguna manifestación que aglutina gente; quedan aristas que deben ser atendidas sobre todo porque algunos rasgos de esas manifestaciones pueden, o suelen, quedar como mandamientos que luego nadie cuestiona.

A grosso modo podemos destacar el nacimiento del 4-4-2 para después del mundial de México 86; el concepto de festival itinerante con la explosión del Loolapalooza allá por mediados de los 90; el doble 5, las zapatillas o botines de colores, por nombrar algunos ejemplos que, luego de aparecer por vez primera, quedaban y pocos cuestionaban.

De la fase de grupos de la Copa del Mundo de Brasil 2014; me quedó la sensación de que el equipo que asumía riesgos ofensivos obtenía su premio. O ganaba o remontaba el juego aún en la derrota. Ese aire puro (por lo menos a mí me dio aire puro ver esa reacción a una acción determinada) más o menos se mantuvo en algunos de los cruces eliminatorios; recuerdo un Suiza vs EEUU donde el equipo americano fue amarrete y se comió un bailongo por parte del equipo europeo, y luego cuando cambió su juego el partido se puso buenísimo. Por supuesto que los partidos de semis y final no son el mejor ejemplo pero eso… es otra historia.

Sin embargo la cuestión que quiero compartir con ustedes hoy, es un detalle de la Copa América de Chile que, con la vuelta de Carlos Tevez a Boca Jrs, y las sistemáticas faltas que recibió el partido pasado en Córdoba vs Belgrano, me hizo, y me hace, muchísimo ruido.

En uno de los partidos, un árbitro le dice a un jugador “Esto es América” como única respuesta a los reclamos de uno de los que desarrollan su actividad en Europa.

Se puede comprender que se raspe un poco más, la menor cantidad de espacios para jugar, o el “hambre” de los que comienzan a dar sus primero palotes en el deporte; pero de ningún modo enarbolar la bandera del “bancatelá que esto no es otro lugar”.

La idea de que quién decide atravesar el juego, la vida, o cualquier circunstancia en la eterna adversidad, es mejor o “más de verdad” quién decide o puede hacerlo fuera de ella, es falsa y ridícula. Trabajar duro, y saber que las cosas pueden tornarse sacrificadas es una cosa y temerle a la buenaventura es otra. Nadie regala nada amigos.

El reglamento del fútbol es uno; y una patada es falta acá y en los demás continentes. Y el mejor vino no es el de cajita ni el francés… es mejor vino es el que te gusta.

Ojalá tengamos todos una buena semana.