Una frase notable apta para Grecia y el mundo presente. Armar planes que privilegien a los bancos y dejen a la gente en la calle, no es difícil para nadie. Los promueven economistas argentinos. ¿Por qué no se pegan un tiro ellos, en lugar de aconsejar estos suicidios colectivos?

Argentina ya fue Grecia. Cualquiera que recuerde el 2001/02, lo sabe. Es triste lo que sucede. Como un film repetido. Otro pueblo humillado.

El paquete del Eurogrupo a Grecia es la repetición del Megacanje y el Blindaje. Incluso el FMI declara que es impagable ese “tercer rescate” que en lugar de “ayuda”, es una soga al cuello. Por no tener un plan B, Syriza hizo que Alemania (para castigar el referendo y la libre elección de su pueblo) busque evitar el contagio, soltándole la mano. Syriza no tuvo el coraje (pese al 61 %) para salir del euro. Debe 180 % del PBI. Rehén de esta ortodoxia germana, firmó concesiones ya inadmisibles.

Antes, a gobiernos corruptos que privatizaron todo: trenes, puertos, el correo, rutas, etc. logrando sólo 5 mil millones de euros (como en Irak) les perdonaron todo. Ahora la exprimieron y tornó a ser la semicolonia. Sin dinero en los bancos Syriza aflojó. Lo apostamos: gobernará poco. O quizás este gobierno falsamente de izquierda ya cayó. Y no lo sabe.

Nuestro país tiene un cuadro excepcional, irreemplazable: Cristina. A ella no le pasará igual que a Chacho Álvarez, que cuando renunció fue olvidado, porque no recordó aquella frase de Talleyrand: “Es difícil que alguien, visto por la espalda, conserve su prestigio”. Tras Cristina (sin duda, lo mantendrá) hay que generar la mejor opción para conservar y ampliar lo conseguido. El candidato es Scioli. Hombre fiel, de alianzas.

Pero no con cualquiera. Para vencer: saber elegir. Los primeros seis meses de su gobierno, ampliará ese poder. Y tendrá a Cristina en su espalda, como un doberman. Marcando la ruta. Evitando los desvíos. Siempre con la gente adentro, incluida. Si algún asesor insinúa que se la excluya, el pueblo va a estallar: pedirá que se excluya a ese asesor.

¿Por qué la gente lo va a apoyar? Porque vive mejor. Le preguntaron a Leonardo Favio, el talento que conocimos a los 21 años en el bar de Flores “La Copla” (a cuyo sótano venía para ver ensayarnos una obra) por qué creía al kirchenrismo continuidad del peronismo histórico: “La cara de la gente: la veo más radiante, más bulliciosa. Se le fue el rictus de espanto que hace ratos la carcomía” (2011). Definición inolvidable.

El gorilismo se impuso amplio en la Capital, era previsible. No es gente mala, simplemente razona así: a los “negros” hay que educarlos: para el trabajo mal pago, no darles planes ni dejar que tomen alas. Lo decía la escritora Silvina Bullrich: “Es intolerable, desde que llegó esta gente del peronismo, a nuestras mucamas tenemos que darles la tarde libre del domingo: de 4 a 8 ya no tenés quién te sirva”. Se lograron muchos más derechos desde entonces. La clase media, tras aquel conflicto de Illia con los laboratorios vio surgir de a poco el negocio en la medicina.

Y sigue encantada –caímos años en eso- de pagarse una Prepaga, sin comprender que allí lo único distinto es la hotelería. Aún los hospitales, poseen a nuestros mejores médicos. Y un sistema único en la América Latina: atiende gratis a cualquier miembro llegado de la Patria Grande.

El 71 % que votó a la derecha en la CABA, apoya a los fondos buitre. Lo diga, o lo oculte. Lo sepa, o lo ignore. El sometimiento lo lleva en sí, naturalizado, tras un cuarto de siglo de políticas Neoliberales. Esto es lo que el macrismo y esta oposición postulan: “Hay que sentarse ante Griesa y pagar”. Pero eso, lector, tendría fatales consecuencias. ¿No las miden? Votaron a favor de la dependencia y no de la soberanía. Y serán responsables de cuanto sufrirán por lo votado. ¿Lo soportarán?

Aclaremos, por si lo desconocen: los buitres –apuntó Kicillof- son ese “elemento de presión” que utiliza EE.UU cuando los demás que tiene–FMI, Banco Mundial, BCE, su Embajada- no pueden o no se atreven a hacer algo. Para disimular, públicamente, ante el planeta. Obama y su Poder Judicial toleran pasivos que una deuda de 48 millones en títulos se transforme mágica en otra de 1700. En apariencia, legítima. Incluso sus amigos –opositores argentinos- utilizan su cerebro lavado y juzgan  la extorsión, razonable. “Es legal”, señalan. ¿Qué es legal? Lo firmado.

Vea. También en la Alemania nazi había leyes firmadas, conocidas en el Juicio de Nuremberg, que habilitaban, “legalmente”, el genocidio del pueblo judío. ¿Piensa que una ley puede transformar lo inmoral, y esa falta de ética, en algo lícito? ¿Por reducción al absurdo? Se equivoca.

Pero aún no ganaron en el país. Como dicen los chinos: “No derrames lágrimas hasta no ver el ataúd”. Tenemos fe en la identidad individual, frente a la identidad corporativa. Es real que los medios audiovisuales cambiaron todo. McLuhan dijo hace medio siglo que la tele no es parte de nuestra vida, como creemos; nosotros somos parte de ella. Súmele hoy los demás elementos: internet, celular, tablet, facebok, twitter, etc.

Existe un síndrome de novedad constante que domina esta época: lo nuevo –en técnicas, sexo, drogas- es mejor, dicen. Etiqueta absurda, pegada en las almas, divorciada de la realidad. La verdad no es una; cambia cada día, menos para ciertos políticos: se acomodan siempre. Por eso, Perón abrió los brazos con el Frejuli: retorne el que lo quiera.

La habilidad de no cantar victoria (hay dos proyectos, uno misterioso) ni creer que lo logrado está seguro. Al contrario, la chance de perderlo (en 2016) es factible. Las recientes quejas en Grecia, España, huelgas en Bélgica, el Reino Unido e Italia, lo certifican. Amén de muchas otras en los países periféricos. En Italia gobierna M. Renzi, según él hombre de izquierda. Pero aplica el ajuste. Es que quienes se creen dueños de los países, elucubran: “¿Por qué me voy a preocupar por los demás?”.

El peronismo real nunca avaló aquella doctrina darwiniana implícita en Menem: “pobres habrá siempre” o en el sucesor Duhalde: “arreglátelas si maxidevalúo”. Es lo que proclaman la UIA y la SRA. Los vulnerables a la vanguardia. Decía Perón: “Los únicos privilegiados son los niños”.

A quien sufrió poco en la vida, nadie le puede enseñar. Lloriquea por  un dolorcito. Le desvela el country o la casa en Punta del Este (como a lúgubres periodistas) más que inquirir el porqué del pasado. La buena manera de eludir saber: borrar las culpas ajenas uniéndole las propias.

El problema en la CABA es el de siempre en el gorilismo: nunca supo gestionar. Aunque hacen alarde de ello en TN y engañaron a la gente. Fíjese en la labor de Randazzo. Y en poco tiempo. ¿Quién la elogió?

Pero si uno razona, comprende que aunque en la tele buscan que los observen (si bien allí no hay cuerpo real, son apenas una imagen) al debatir o mentir cínicos, no importa lo que se dice sino cierto efecto en lo grupal: su temor a quedar mal. Producen un impacto, momentáneo.

El director de un hospital que visitó otro en Escocia nos dijo: los de acá son “villas”. ¿Quién tiene la culpa, 61 años luego de Carrillo? Podrían estar más modernizados. Valoremos la tarea genial del sabio Ramón Carrillo: planificó un gigantesco trabajo sin resignarse, entregando su vida en bien de la patria sin pedir nada a cambio. Renunciando a todo.

Bajo el lema. “No más médicos sin enfermos ni enfermos sin médicos”.  Encontró en 1946 un 35 % de población subalimentada, sin comer lo suficiente para vivir en estado de salud. Un tercio. La Argentina que difamaba a Perón desde la Unión Democrática: radicales, socialistas y otros. La que lo tildó de fascista, desmentido por sus cartas. La que ni conoce que el fascismo vivió unido a la aristocracia. Y Perón al obrero. ¿Quién dirigía la UD? Spruille Braden, embajador golpista de EE.UU.

Que en 1934 causó la guerra (por orden de Rockefeller) entre Bolivia y Paraguay: originó 100 mil muertos. Para hallar petróleo. Y no había. El radicalismo todavía no pidió perdón por apoyar a la UD. El compañero de Recalde en las Paso perdidas (orgulloso radical) debería leer más.

Perón nombró a Carrillo. Y en sólo pocos años, todo cambió. Como los 50 mil hombres anuales (para la época, muchísimo) muertos por falta de cuidados médicos. Y de medidas preventivas de esa cruel derecha.

Por ello, creó el Ministerio de Salud Pública y Asistencia General de la Nación y su labor trascendió no sólo a toda América Latina. Al mundo.

Si la historia se escribe con cifras, la gesta de Carrillo apunta que en 8 años duplicó el número de camas hospitalarias, de 66 mil a 132.000.

Y en sólo dos años erradicó enfermedades endémicas: el paludismo, la sífilis y otras venéreas; el tifus, la brucelosis y bajó drásticamente la tuberculosis y redujo a la mitad la mortalidad infantil, que en algunos barrios de la CABA es HOY un problema. El nuevo alcalde de la CABA deberá encararlo. No olvide: Carrillo creó 234 hospitales y policlínicos.

Éste es el criterio: aprovechar el deseo de apoyar a Scioli. Para ganar en la primera vuelta. UNA de las escasas garantías de que si hay una segunda vuelta no se imponga el unionismo de la “vuelta atrás” que en el país sería catastrófica. Por supuesto, esta idea, en el kirchnerismo, produce un desasosiego. Volver a buscar uniones con el PJ. Ahora, si uno es realista, debe comprender –como hizo Kirchner al unirse en el 2003 a Duhalde- que sólo se puede ganar rápido si uno forja alianzas, tapándose la nariz. La pureza ideológica sólo nos llevaría a la derrota.

Hay candidatos kirchneristas que son ex menemistas arrepentidos. ¿Y en la oposición? No se disfrazan: ¡reivindican ese tiempo de oprobio!

Porque el pensamiento nacional, en algunas provincias, está a punto de expirar. No olvide que en Santa Fe –ignoramos cómo- el 30 % votó a Del Sel, un cómico con mucha tierra sembrada, que buscando bajar sus impuestos, dijo: “Achicar el Estado es agrandar el país”, frase que alguien le sopló, copiada a Videla y Martínez de Hoz. Bueno, ahora es un terrateniente. Por ello, quizá debe producirle al lector un escalofrío Sobre todo, si es propietario de una pyme. Y recuerda aquella época.

Máxime que Randazzo –dado su claro arraigo en la Pcia. de Bs. Aires- prefirió impetuoso dejarse llevar por su ego, y evitó una victoria rápida en el distrito que reúne 17 millones de habitantes y el 38 % del padrón; triunfo que garantizaba a Scioli, ciertamente, ganar en primera vuelta.

En la política, es difícil distinguir entre el que desea hacer algo bueno y de hecho realiza algo malo. Hay que estar muy formado políticamente. Muchos siempre quieren tomar atajos, candidatearse antes de tiempo. El ejemplo más nítido fue Chacho Álvarez. Lo hizo, y arruinó su futuro.

No seamos también ciegos. Dijo Mark Twain: “Una vida puede viajar alrededor  del mundo, si la verdad está puesta sobre sus zapatos”. Lo real, ahora, es votar a Scioli. La mejor opción, entre dos no similares.

Sin dejar de tener en cuenta el ejemplo del referendo griego: debe ser el pueblo quien mande. No una falsa elección, donde el elegido luego se arroga la representación popular, para hacer falaz todo lo contrario.

Supongamos que Scioli (iniciado en política en 1997, tras una exitosa y muy valiente –esto conviene memorarlo- carrera como deportista) no estaba en el país en 1989. El candidato Menem, prometió realizar los 27 puntos que exigía la CGT. Al subir, los olvidó y anuló otros, hizo lo opuesto –parecía un agente de la CIA, queremos creer que no lo fue- y reía junto a la derecha: “Si decía lo que haría, no me votaba nadie”.

Sus zapatos, lector, no pueden unirse a la ONG derechista del buitre que le dio a una diputada cien mil dólares nadie sabe por qué. ¿O sí? Mire alrededor, ya que rehúsa observar Europa. Chile recibió 87 % de inversión en 2014 (¡el sueño de los asesores argentinos!). Es el país latino con mayor dominación de las corporaciones. Su corrupción ha desalentado a los ciudadanos: diputados y senadores pinochetistas ya afrontan cargos por recibir entre 72 y 82 millones de dólares para sus campañas. Nada similar a la operación actual contra Máximo Kirchner.

En México –tan lejos de Dios y tan cerca de EE.UU, lo definió Pancho Villa- la pobreza es ahora del 38 %. Pero aquí los medios lo ocultan y hablan de la fuga del Chapo. En Ecuador, ya escribimos que está en progreso un golpe blando contra Rafael Correa, el único economista progresista que dirige un país. ¿Cómo? A ver si esto le despierta algo.

Con falsas ONG entronizadas entre el pueblo –pagadas por empresas extranjeras- con el llamado “calentamiento de calles”. Salen opositores a quejarse de todo. Como el 18 F aquí, por el fallecido fiscal que cada día descubren hizo menos, y nadie entiende cómo, se enriquecía más.

Correa llamó al pueblo a estar preparado para salir a las calles. Algo que está técnicamente prohibido en EE.UU. Nadie puede allí caminar y exigir cambios progresistas, sin recibir palos de la policía. Le ocurrió a Ocuppy Wall Street. Obama –el “negro blanco”, lo habría definido el escritor Norman Mailer con cierto desprecio- dice que trata de evitarlo, y tolera desmanes de esa policía represiva. Como aquí, en el Proceso.

En España salió la Ley Mordaza, otra joyita del Partido Popular (¡vaya nombrecito!), superacusado de corrupción por el caso Bárcenas, del PP. Se multará a quien se manifieste frente al Congreso (aún vacío) hasta con 600 mil euros. Habría que ser millonario para manifestarse.

Pero ellos no van. Aplauden al gobierno. Lo mismo en Irak, Siria, etc. En tanto, en América Latina existen 35 mil individuos con más de 30 millones de dólares. Hace 15 años se vendían, al año, 300 Porches de 300 mil dólares. Hoy sólo en Chile, uno por día. Eco de corporaciones.

Mientras tanto, en Argentina no hay debate sobre lo urgente. ¿Cuál es el país que propone la oposición? ¿Para quién, en su mayor medida? ¿Los que tienen más, como en la CABA, o esos de abajo? ¿La clase media satisfecha y conservadora, o los vulnerables? ¿Con qué medios lo construirían? Ahora hay un proyecto bastante exitoso, que nos sacó del Infierno. ¿Para qué cambiarlo, si la oposición nunca aclara nada?

Votaron a ciegas a Rajoy en España y fueron al abismo: tiene 15 % de aprobación. No sería sensato cambiar. ¿O aspiran a retornar al 2002? Muchos sí, a río revuelto hicieron sus ganancias. Recuerde cuando el representante –indio, memoramos- del FMI exigía más y más a De la Rúa. Dijo soberbio, desde los balcones de la Casa Rosada: “Allí en la Plaza veo un teléfono. Y varios transportes. Otros países no tienen ni eso. Aquí todavía queda mucho terreno para recortar”. Él seguía feliz.

¿Y la izquierda? En Argentina, la única fue el peronismo-kirchnerismo. Gobernó e hizo cosas, no las prometió como una idealista fantasía. La restante, siempre atomizada y vacilante, fue aquella “izquierda de la izquierda”. No gobernó ni una concejalía. Pero jamás está satisfecha.

Vota contra todos los hechos reales que pueden rescatar a un pueblo sumergido, vulnerable, e incluirlo. Es copia degradada del estalinismo, la monarquía conservadora que no supo sacar a Rusia de la pobreza. Claro que hoy otros reniegan del PC y se dicen trotkistas. Para variar.

Basta ver este gran documental: “Los niños de Rusia” (2001, de Jaime Camino) sobre los niños españoles enviados en 1937 por sus padres a Rusia en la Guerra Civil. Rehenes, hasta 1957. Otros, nunca volvieron. Marca bien las contradicciones, virtudes y fallas de aquel régimen que ilusionó a su pueblo con justicia social. Hasta llegar un cruel despertar.

Hay que ganar la batalla. Unidos. Realistas. Napoleón, la noche previa a su derrota de 1815 en Waterloo, advirtió: “¡Hay imperios, reinos, el mundo o la nada, entre una batalla perdida y una ganada!”. Así pasó.