-Me aburrió.

-¿Te aburrió?

-Por momentos, sí.

Ésta conversación oída al pasar a la salida de una función de Relatos Salvajes condensa gran parte de lo que se viene diciendo respecto a la nueva película de Damián Szifrón. ‘Alguien’ que no puede creer que otro no la haya disfrutado tanto y ‘otro’ que esperaba un poco más de acuerdo a las expectativas que se había generado. La relativización ‘a los momentos’ es la nota positiva, la vencida, que se lleva la película, la tercera del joven director, esperanza fílmica de la patria.

Vayamos días atrás a una mesa de Mirtha Legrand donde Relatos Salvajes más Esteban Lamothe discurrían amablemente del mundo y sus circunstancias hasta que Damián decidió ponerse firme en un concepto y defenderlo con sus argumentos más allá de lo acostumbrado en la tele, y especialmente en ese programa. No importa si quiera qué es lo que se dijo, lo inédito es que, lo que dijo, para muchos espectadores está relacionado directamente con Relatos Salvajes, la película, como si el almuerzo hubiese sido un avance de la película. Pues no. No tiene nada que ver. Fue una entrevista con forma de charla entre frenemies.

Esto nos lleva a un inconveniente anterior, juzgar la obra por su ideología. El espectador que sólo disfruta de una película cuando activa empatía con la ideología del director es el peor espectador del mundo. ¡Qué me importa la ideología de Rambo si es una buena historia! No tengo intenciones de coincidir con el modo de vida de Woody Allen para disfrutar sus diálogos ni tengo que creer que el mundo es violento como el recorte de Tarantino para adscribir a que es el mejor director de la actualidad. Porque son películas entretenidas, bien filmadas, ocurrentes. No existe el joven manos de tijera pero es real.

El almuerzo con Mirtha hace que se le mida la ideología a Szifrón desde muchos sectores. Y la verdad que hasta en Los Simuladores había más bajada de línea posta que en Relatos Salvajes, donde no hay moralejas, somos como se infiere en la presentación, animales, eso, selección natural y parte de la cadena alimenticia. Animales que tienen conciencia de sí y que se quieren entretener. Szifrón es el director argentino que entendió el gusto del argentino promedio, que cuando pone play o hace una cola para ver una película espera retirarse con la sensación de haber pasado un buen momento de cine.

Relatos Salvajes produce este fenomenal hecho cultural de romper récords de taquilla en tiempos de internet, netflix y dvd's truchos porque su audiencia sabe que lo último que le va a pasar con una película de Szifrón es aburrirse. Habrá acción, habrá intriga, habrá ingenio, habrá humor. Y todo eso está en Relatos Salvajes. Nada menos.