"Me está costando mucho atravesar las horas de hoy. ¿El reloj se pone perezoso a propósito?", escribió Agustina Claramut en su muro de Facebook. Los motivos son claros: este martes es el décimo aniversario de la "peor noche" de su vida, pero la ansiedad por consumar el casamiento con su novio Matías, hace que quiera viajar al futuro sin esperar que el reloj se lo indique.

Agustina llegó hasta la puerta de República de Cromañón en brazos de su hermano Federico, para luego con la ayuda del saxofonista de Callejeros, Juan Carbone, salir caminando del boliche incendiado en las inmediaciones de la Plaza Miserere, aquel 30 de diciembre de 2004.

15 días antes de que se cumplieran 10 años de la tragedia, su novio Matías se animó a pedirle casamiento en medio del recital de una banda que sabe de la militancia rockera en el under -Brancaleone- de traje y con un gran ramo de rosas, para disimilar el cagazo.

"Hoy voy a llorar mucho, muchísimo, porque está bien sacarse la mierda de adentro. Pero cuando me vean llorar no se atrevan a tenerme lástima, porque tengo muchísimos más motivos para ser feliz que para estar triste", relata Agustina desde su celular, mientras va al encuentro de su futuro marido y el hijo de ambos en el Obelisco.

La historia de amor describe la manera que eligieron muchos de los sobrevivientes para sobrellevar el pesar: "Si bien las heridas nunca van a cicatrizar, nuestro mensaje es el de ver la luz, no todo es la tristeza de la tragedia".

Este doloroso martes, casi todos los que de una forma u otra se sintieron atravesados por aquella noche fatídica en que 194 rockeros pagaron con su vida la irresponsabilidad de un sistema muy injusto, estarán presentes en el Obelisco manifestando el dolor acumulado pero también celebrando la vida de los que vivieron para contarla.

Fotos por Adrua Buearc y Sari Odello