En 5 años, Keith gastó 15 mil dólares para tapar prácticamente toda su piel con tatuajes. A pesar de haber cambiado para siempre su apariencia, su familia aceptó su actitud y la vida apenas cambió de color.

Su esposa nunca estuvo de acuerdo, pero lo acompañó a lo largo de su Trastorno Obsesivo Compulsivo:el cambio radical del hombre de 58 años no le hace mucha gracia a su esposa filipina de 43.

Sin embargo, Keith explicó que los dibujos en la piel le sirvieron para tratar su problema psicológico. Su personalidad se volvió mucho más calma, por lo que ahora con el rostro dibujado, es más felíz que antes: Eso es todo lo que le importa a Lisa, su pareja.

Ricky, uno de sus hijos, acepta que su padre tiene un look un poco tenebroso y llama la atención en el colegio, aunque nunca falta a sus deberes como padre.

Las únicas imágenes que muestran cómo era Keith antes de su transformación son las que les tomaron en su boda, en 2002. El amor, después del amor.