Durante el embarazo las mujeres suelen experimentar los llamados “antojos”, momento en que sienten ganas de comer helado, chocolate o algún otro tipo de alimento. Sin embargo, la neoyorquina Silvia, de 21 años, sintió la necesidad de comer piedras.

En su octavo mes de gestación la mujer comenzó a sentir unas tremendas ganas de ingerir piedras. Al principio comía las más pequeñas que encontraba en su patio, pero luego, a medida que su adicción crecía, no podía pasar por una construcción ya que se le hacía agua la boca tan solo por el hecho de saber que había tantas piedras en un mismo lugar.

“Ver esas piedras en el suelo es como cuando uno ve algo que realmente quiere comer. Se me hace agua la boca y mi sistema digestivo me lo pide. Las veo y quiero comérmelas todas,” explicaba la mujer.

El comportamiento de Silvia no es producto de algún tipo de locura, sino que está relacionado con su embarazo. La enfermedad que padece se la conoce como “Trastorno de pica”, que hace que las personas ingieran sustancias que no son nutritivas, ya sea tierra, piedras, papel o sustancias biológicas.

Su esposo contó que sintió estar tratando con una adicta a las drogas, ya que por lo general Silvia escondía las piedras y mentía continuamente diciendo que ya no las consumía.

Por su parte, el doctor que trató a la mujer se mostró preocupado por su salud y por la del pequeño, teniendo en cuenta que las rocas pudieron haberle obstruido el estómago y haber causado serios problemas en su cuerpo.

Fue así que a menos de un mes de dar a luz, la mujer comenzó a sentir fuertes dolores estomacales, por lo que intentó con todas sus fuerzas abandonar su obsesión. Sin embargo, pese a que comía en menor cantidad seguía sin poder dejarlas.

Afortunadamente el bebé nació en perfecto estado. Lo que aún no se sabe es si la adicción de Silvia continúa.